España, sin plazas para acoger a los que piden asilo

La Comisión Española de Ayuda al Refugiado busca recursos con la colaboración de otras organizaciones

22 jul 2016 / 13:00 H.

El compromiso de España, conforme a lo debatido en el seno de la Unión Europea, es el de acoger a 16.000 demandantes de asilo, una décima parte de las 160.000 personas a las que Bruselas prometió abrir las puertas del Viejo Continente, tras agolparse durante meses, sin éxito, en Grecia y también en otras fronteras de los estados miembros. Las cuentas no salen. Carmen Rueda, de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), lo explicó ayer en los Cursos de Verano de la UJA en Torres, que se organizan junto a la Fundación Internacional Baltasar Garzón Real. Crespo desveló que son 2.900 las plazas disponibles en la red que ya existe en España, una quinta parte de las necesarias, eso sin contar que no todas están libres.

¿Cómo se resuelve el nudo gordiano? “Las entidades realizan un esfuerzo ímprobo”, resume la abogada que no oculta que tanto el CEAR como el resto de organizaciones implicadas tienen una enorme cantidad de trabajo, centrado, sobre todo, en buscar alojamientos y otros recursos. Algo que pudiera ser fácil, como alquilar pisos, es una tarea compleja, desvela la letrada.

Y es que España es un país un tanto peculiar en cuanto a ofrecer asilo. “Tradicionalmente recibe a inmigrantes económicos, no a personas que necesitan asilo por tener que huir de su país. Además, los extranjeros que deciden quedarse en España son de Marruecos y Latinoamérica, por los vínculos existentes”, explica la representante de la CEAR. Aun así, la red de asistencia al refugiado está ahí y funciona correctamente con aquellos que se acogen, previo visto bueno del Gobierno central, a través de los ministerios de Interior y Trabajo y Seguridad Social. En una primera fase, a aquellos que tienen que salir de su país y buscan que España les eche una mano, se les proporciona todo lo necesario para vivir durante 6 meses, algo más si se trata de casos más “complejos”, como pueden ser los de familias. A partir de este momento, comienza el periodo de “integración”, en la que el CEAR y otras entidades guían al solicitante de asilo para lograr que se procure un trabajo, escolarice a sus hijos y participe de los derechos y deberes de cualquier otro español, en definitiva, que se mueva de forma independiente mientras tenga que permanecer expatriado por la situación de su país. “El sistema funciona”, deja claro Carmen Rueda .