El pueblo que presume de nombre al pie de su castillo
Un gran letrero luminoso con el topónimo del municipio se lee desde cualquier punto del casco urbano
En el californiano monte Lee campea, gigantesco e icónico, el nombre de la Fábrica de sueños, un colosal “Hollywood” en letras blancas que desde 1923 es el estandarte publicitario de la Meca del cine. A más de nueve mil kilómetros de distancia de allí, en la provincia de Jaén y al pie de lo que queda de una antiquísima fortaleza —se dice que del siglo XIV—, Albanchez de Mágina presume de topónimo sobre la salvaje belleza de La Serrezuela. Tras el cartelón norteamericano, platós, estudios, mucha ficción y paisajes de atrezo; debajo del albanchurro, todo verdad: ¡pasen y vean!
La historia de esta preciosa “isla” del mar de olivos da para muchas páginas: su prehistoria —con la celebérrima y llorada cueva de los Esqueletos como máximo exponente—, las épocas romana y musulmana, con sus legados en forma de tesorillos de gran valor; su carácter medieval de tierra de frontera, y una vinculación de siglos con la Orden de Santiago, cuya cruz todavía capitaliza su escudo. No menos interesante resulta el repertorio monumental que posee, entre el que cabe resaltar la iglesia parroquial de la Asunción y el propio castillo.
Lo mejor, eso sí, su gente, para la que la hospitalidad es parte de su ADN. Así lo evidencian sus fiestas patronales, en honor de San Francisco de Paula, que celebra en mayo y gusta compartir con cuantos más foráneos, mejor, y con los emigrantes, que vuelven ávidos de patria chica desde los lugares donde encontraron el futuro que su tierra les negaba —en Pamplona, sobre todo—. Sobrecogidos asisten los visitantes a la procesión de los hachones, inmemoriales y tan emblemáticos que hasta denominan los premios que el municipio concede, cada año, a empresas, instituciones y particulares merecedores de tan preciada y singular distinción.
El campo es el pan de los vecinos de Albanchez de Mágina, donde molturan dos cooperativas aceiteras; pero, como no solo de pan vive el hombre, la cultura, la caza, el deporte o la artesanía copan también la agenda cotidiana de los albanchurros, agrupados en asociaciones de lo más activas en pro del desarrollo de un pueblo rico en posibilidades.
El alcalde resalta las obras realizadas en los accesos al pueblo con fondos del PFEA, así como la organización del próximo Premio Hachón. La inminente inauguración de los alojamientos turísticos municipales es, para Morales, una de las apuestas más destacables a día de hoy.
Además de teniente de alcalde, Gasco dirige las concejalías de Cultura, Empleo y Asuntos Sociales. Respecto a esta última área dice que, aunque el servicio de ayuda a domicilio funciona bien en el municipio, necesitan un centro para personas con gran dependencia.
Su bisabuelo fundó Flor de Mágina en 1890 y, tras 128 años, sus herederos mantienen la misma receta y la forma artesanal de hacer pan y pastelería, que distribuyen “on-line” por toda España. Sus productos, afirma Contreras, son “referentes gastronómicos de Albanchez”.
“Hay mucha afición a la caza”, asegura Fernández, que, aunque ya “jubilado”, no pierde la pasión por esta práctica. Asegura que Albanchez de Mágina es tierra de caza mayor y menor: “Hay jabalíes, cabras montesas y muflones”. Dice que el coto cuenta con unos 80 socios.
“Tenemos la población más envejecida de la provincia”, asegura el director del colegio albanchurro, cuyas aulas solo acogen a cuarenta alumnos. “Facilitar el acceso a la vivienda y al empleo estable es la solución”, asegura Martínez, que apunta al alto coste de los inmuebles en el pueblo.
Junto con su amplia oferta gastronómica, Albanchez de Mágina llevará hasta la “Feria de los Pueblos” su folclore, con el Coro y Grupo de Baile La Seda, y la apuesta por la tradición artesanal que preserva la asociación local de bolilleras.