El olivar como agente natural para combatir la polución

“El cambio climático provoca que nuestras formas de actuar tengan que adaptarse a una nueva concepción a la hora de producir”. José Antonio la Cal, junto a José María Penco, dirigió el curso “Olivar y cambio climático: desafíos y oportunidades”. Unas jornadas ofrecidas en los cursos de verano de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA). La Cal, ingeniero industrial y profesor asociado del Departamento de Organización de Empresas de la Universidad de Jaén, explica que, en este curso, se informó de la relación que existe entre los campos de olivos y el cambio climático.

El olivar es uno de los puntos clave para tener en cuenta en la problemática del calentamiento global. Son dos factores que se afectan el uno al otro respectivamente. En una de las jornadas celebradas, se habló sobre las enfermedades que el olivo enfrenta a raíz del cambio climático, como la conocida Verticilosis o la Xylella. Asimismo, este árbol es un gran arma frente a la contaminación, pues es una de las plantas con mayor índice de fijación de CO2, el cual usa para su crecimiento.

Otro de los temas más destacados dentro de este curso fue la posibilidad de elaborar biomasa a través de los restos del olivar, pues son uno de los grandes proveedores de recursos energéticos dentro de este sector. La Cal explica: “Es una práctica que debería estar mucho más extendida. El uso del hueso sí tiene un destino claro como material para crear biomasa, aunque hay que tratarlo: separar la pulpa del hueso y secarle la humedad. El 100% se destina a fines energéticos. Pero hay otro tipo de biomasa, como son los restos de poda o la leña, que no tienen ese mismo destino. En general, se pican o se queman”. Es claro el impacto que el cambio climático genera en la producción del aceite de oliva. Una huella negativa en tanto que “si se considera desde el árbol hasta la botella de aceite, se produce un gran consumo energético, lo que se traduce en emisiones de CO2”, explica La Cal. El olivar fija, de media, 11 kilos de CO2 por litro de aceite. Por lo que el objetivo principal es que no se genere más contaminación en su producción de la que el olivar pueda fijar. Lo cual se consigue a través de una producción integrada, que busca la sostenibilidad y la eficiencia energética en todas las fases de la fabricación. “La gente es cada vez más consciente de todo esto y de que la producción integrada es la tendencia que hay que seguir. Incluso algunos que puede que no crean en el cambio climático, porque no lo vean, saben que el estilo a seguir es ese, no hay otro. Tienen claro que su tendencia es hacia la producción eficiente y hacia el medio ambiente y la sostenibilidad”, afirma La Cal. Además, actualmente se observa cómo muchos productores están destinando parte de sus cosechas a la elaboración ecológica, “se ve como el propio sector se está dando cuenta de que las tendencias están cambiando hacia una orientación más sostenible”, dice.

La encargada del área de Olivar y Aceite de Oliva del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Magdalena Gálvez, asistió ayer como una de las ponentes del curso en una conferencia titulada “La sostenibilidad de la PAC: evolución e incidencia del cambio climático”. Gálvez manifestó la importancia que tienen programas como la PAC (Política Agrícola Común) en zonas agrarias como Andalucía y, en especial, Jaén por su mar de olivos. “Desde el Ministerio se ofrecen ayudas al desarrollo rural y ecológico. Además, la Junta singulariza las partidas presupuestarias para el cultivo ecológico del olivar. En conjunto, estos programas destinan un 30% del presupuesto a Andalucía”, expresó la encargada de Olivar y Aceite de Oliva.

José Antonio la Cal concluyó: “Estamos ante una serie de desafíos, pero no podemos perder de vista que también son oportunidades que están ahí. Convirtamos el problema que se nos avecina en una oportunidad para el sector. Tenemos la ocasión de hacer cosas nuevas, así que hagámoslas”.