El bello toreo a ras del cielo

Cuatro jóvenes aspirantes a matadores brillan con bravas reses de Apolinar Soriano

07 oct 2018 / 12:36 H.

Torear en Segura de la Sierra es un acto casi espiritual que todos los diestros deberían de experimentar algún día. Es lidiar a ras de cielo, donde el viento sopla puro y el Yelmo hace sombra entre los paisajes de olivares y pinos que muestran el Paraíso Interior más auténtico y natural. A cientos de metros de altura de cualquier otra plaza. Los festivales taurinos de Segura de la Sierra comenzaron un cartel compuesto por cuatro jóvenes que sueñan con ser toreros.

Juan Vallanes fue el encargado de abrir la terna, que fue tremendamente ovacionada en el paseíllo por miles de serranos que se dieron cita alrededor de la plaza. El eral de Apolinar Soriano estaba fuerte y tenía caja. Lo paró con una serie de verónicas antes de interpretar un vibrante y, a la par, arriesgado tercio de banderillas. Brindó al público y se lo sacó a los medios donde intentó componer y bajarle la mano. No es fácil para un aspirante a matador de toros la plaza de Segura de la Sierra, ya que no tiene callejón y es pequeñita. Por eso, si no se domina desde el principio al astado y se le bajan las manos para someterlo, controlarlo se hace muy complicado. El eral comienza a ir de un lado a otro y el joven novillero comienza a tener la sensación de que tiene toro en todos lados. Juan Vallanes demostró que tiene ganas y valor. Se la jugó en un par de banderillas y la afición que acudió a Segura de la Sierra lo premió con un trofeo.

El segundo de la tarde fue para Adrián Centenera, de la Escuela Taurina de Baeza. Se le vio con oficio para resolver los problemas que se le planteaban en la lidia y para mantener la situación bajo control en cada uno de los tercios. Lo recibió a la verónica y lo toreó en redondo con gusto. Intentó manejar la altura de la muleta y la distancia para embrocar al animal y sacarle buenos muletazos, que tuvo muy buena condición. Cortó un trofeo y el eral de Apolinar Soriano fue premiado con la vuelta al ruedo.

Manuel Perera, al igual que Juan Vallanes, es de la Escuela Taurina de Badajoz. Demostró en Segura de la Sierra que tiene buen corte. Quiso torear despacio y dio muletazos templados por bajo, sobre todo, en redondo. Luego, en el final de la faena, interpretó manoletinas para conectar con fuerza con los tendidos. Fue premiado también con una oreja.

Cristian Padilla, de la Escuela Taurina de Baeza, cerró el cartel. Lidió un añojo de la ganadería de Aguadulce con el que demostró sus ganas de ser torero. El encierro de Apolinar Soriano, además de bien presentado, destacó por su excelente juego en la arena de Segura de la Sierra. No es fácil porque la plaza de toros es rectangular y no redonda, por lo que los animales que tienen un punto de mansedumbre suelen buscar las esquinas. En cambio, los animales de la ganadería de Apolinar Soriano aguantaron con firmeza en los medios y fueron bastante agradecidos cuando se le bajó la mano y se les llevó toreados. No obstante, también se ha de tener presente que los novilleros están dando sus primeros pasos. Sin embargo, fue una tarde bastante entretenida en la que los aspirantes a matadores de toros estuvieron a un buen nivel en entorno maravilloso y muy especial.