Del deporte a la convivencia

La Peña Monteros Andaluces tiene su sede en Jaén, pero su treintena de socios, además de la capital, proceden de Bedmar, Castellar, Úbeda, Martos, Mengíbar, Santiago de Calatrava, Linares, Bailén y Zocueca. Incluso, un 20 por ciento de socios son de otras provincias, como Sevilla, Huelva o... Valencia. Todos ellos ven en la caza una afición y un deporte en el que conjugan habilidad, buena forma física, fuerza, temple, puntería, destreza y... amistad.

Cada año, la peña participa en una o dos monterías a las que acuden un gran número de socios. La primera de la temporada la celebraron el pasado fin de semana, en la finca Lagos de Carboneras, cerca del Parque Natural Hornachuelos. “Esta montería se dio muy bien, porque se ocuparon los 62 puestos y se abatieron 48 jabalíes y 45 venados”, comenta Francisco Reyes Chamorro, presidente de la peña jiennense.

Su afición por la caza mayor le surgió en 2010, a raíz de que unos familiares lo invitasen a una montería. Ese gusanillo fue creciendo y, en 2015, junto con un grupo de amigos, decidieron crear la Peña Monteros Andaluces. Aunque es un deporte que no está al alcance de muchos bolsillos, Reyes Chamorro asegura que no resulta caro “si se sabe uno dosificar”. Los precios de una montería pueden oscilar entre 40 y 3.000 euros, incluso bastante más. Pero, la media, indica, puede estar entre 400 y 500 euros. “Puede parecer caro, porque el hecho de ocupar un puesto no significa que vayas a tirar. Por otro lado, hay una serie de gastos de licencia, gasoil para el desplazamiento, munición... La cuestión está en saber cuándo parar”. En la gran mayoría de monterías, el cazador solo opta a llevarse el trofeo, es decir, la cabeza. La carne la comercializa el dueño de la finca.

Hay otro factor que Francisco Reyes Chamorro considera fundamental, la convivencia: “Lo mejor es el rato que pasamos durante la comida, se comentan lances y se estrechan los lazos de amistad”.