“Saldremos fortalecidos”

Andrés aldarias martos

15 abr 2020 / 12:05 H.
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—El último sábado de mayo no habrá romería...

—Dadas las circunstancias lo más lógico es suspender todos los actos que implique una cierta aglomeración de gente. Esto es algo que se veía venir. Aquí, claro está, no se reúne la misma cantidad de gente que en otras romerías más multitudinarias, pero sí es verdad que vienen de distintos lugares de España y sería una irresponsabilidad llevarla a cabo.

—Es una romería entrañable en un paraje singular y los vecinos sentirán no estar con la Virgen...

—La verdad es que yo todavía no he tenido la ocasión de conocerla, ya que es mi primer año como párroco en Génave. Pero, por lo que me han contado, es un día festivo, alegre y gozoso. Un día de dar gracias a la Virgen, de cantarle, de rezarle, y de disfrutar. Sobre todo, es muy especial para los genaveros que viven fuera y vuelven a sus raíces para vivirlo junto a su Patrona.

—¿Cómo mantienen el vínculo con la patrona?

—En nuestra comunidad parroquial no hemos dejado de vivir nuestra fe. Seguimos más unidos que nunca a través de la oración y, de una manera especial, a través de las redes sociales. A diario se retransmite en directo por la página de Facebook de la parroquia el rezo del Ángelus (y en la Pascua, el Regina Coeli) y la celebración de la eucaristía. Además, se han colocado balconeras con la imagen de la Virgen del Campo invocando su protección. Se comparten vídeos y dibujos de nuestros niños de catequesis y vídeos con mensajes de ánimo y esperanza, invocando su intercesión.

—¿Qué le dice el párroco a sus feligreses estos días?

—El mensaje sigue siendo el mismo: de ánimo, fe y esperanza. Unos de los pilares fundamentales de los cristianos es la esperanza y, en estos tiempos, debemos tenerla y llevarla a todos. Y, cómo no, una invitación a que nos pongamos bajo el manto protector de nuestra Madre y Patrona.

—¿Ha pensado celebrar algún acto en honor de la Virgen cuando termine la alarma?

—Desde el primer momento tenía en mente que algo debemos hacer. Cuando esto termine, he pensado que tenemos que hacer un gran día de convivencia festiva, con una eucaristía para dar gracias a Dios y a la Virgen; incluso, previa consulta con el Obispado, podríamos hacer una procesión extraordinaria.

—¿Cree que cambiaremos ?

—Esto va a marcar un antes y un después en nuestra vida. De hecho, ya lo está haciendo. Estamos valorando la cercanía de los nuestros, un abrazo... También para nuestra fe. Estamos experimentando cómo el Señor está presente en nuestros hogares, haciendo de ellos pequeñas “iglesias domésticas”. Estoy seguro de que saldremos de esta más fortalecidos que nunca.

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