Arraigadas lumbres en Noalejo

El vecindario honra a San Antón con hogueras encendidas en las viviendas

14 ene 2018 / 11:30 H.

Los vecinos de Noalejo están especialmente contentos este año porque la imagen de San Antón, realizada en el taller granadino de González Mesa, discípulo del afamado Domingo Sánchez Mesa, ha sido restaurada por Elena de Isidro Recuero ya luce como nueva. No obstante, la tradición de San Antón llegó a perderse en el municipio —ya no quedan cultos religiosos como tales—, aunque siempre se han mantenido las hogueras encendidas en enero o con motivo de la Candelaria, el 2 de febrero. Antiguamente, la Mayordomía o Cofradía de San Antón, para conseguir fondos para sus gastos, en la celebración rifaba un cerdo, un animal que era cebado por los propios habitantes del pueblo. Con ese dinero se costeaban los actos y los cultos de todo el año.

“Ahora hay menos arraigo de San Antón, porque está vinculado a la ganadería. En los años 50 y 60 era una gran festividad. Todo el que tenía un animal en casa le hacía una ofrenda a San Antón para que lo protegiera”, comenta Antonio Morales, alcalde de Noalejo. Con el paso de los años, las bestias de labranza desaparecieron de modo gradual y la festividad hizo también lo propio. De hecho, ya no existe Cofradía de San Antón en el pueblo, pero queda un arraigo popular en el municipio para el mantenimiento de las tradicionales hogueras de San Antón, que, por lo general, se prenden en las cocheras de las casas, en ocasiones acompañadas de las alabanzas al anacoreta egipcio.

De hecho, el próximo martes, víspera de la festividad, la familia Morales Morales tiene previsto prender su hoguera, a las siete y media de la tarde, para seguir la tradición. El mismo día de San Antón otros vecinos y colectivos prenderán también sus candelas en la calle. En el fuego purificador se quemarán, sobre todo, los enseres viejos y rotos, en un ceremonial simbólico de renovación. Las llamas se prenden para pedir a la imagen protección para cualquier animal doméstico desde un cero o un perro hasta un canario.

El investigador local Francisco Martos explica que el culto a San Antón en Noalejo está documentado al menos desde el siglo XVIII. Durante siglos, el santo estaba en la desaparecida ermita en la Cruz de la Montillana, en el límite con Granada, y era trasladada hasta la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción a la iglesia en procesión entre letanías y coplas litúrgicas. Según testimonios orales volvía el mismo día. En cuanto a las lumbres devoraban abulagas y otras plantas secas, así como los serones de esparto de las bestias que habían quedado inservibles. La imagen actual —de madera, salvo el cerdo que es de escayola— data de 1941 y sustituye a la destruida en la Guerra Civil. Desde los años 70 y hasta hace unos meses, San Antón se veneró en la ermita de Nuestra Señora de Belén, aunque ahora luce en el templo. Antaño llegó a existir una novena específica dedicada a la imagen. En cuanto al traslado procesional, según Martos se perdió, definitivamente, en los años 60.