Alternativa al paro en el exterior

Un grupo de vecinos de Valdepeñas de Jaén trabaja en la campaña de la recogida de la fresa en suelo francés

30 may 2018 / 08:53 H.

El difícil contexto laboral que sufre, de forma generalizada, la provincia jiennense provoca que el “mar de olivos” aún sea, en la actualidad, un territorio “afectado” por la emigración. Y es que son muchos los habitantes que se marchan para tratar de encontrar un mejor porvenir fuera de sus fronteras. Sin duda, una situación nada fácil ni placentera para aquellos vecinos que deciden afrontar ese reto de salir de su tierra de origen para poder alcanzar, así, aquello que aquí no tienen: trabajo. No en vano, con motivo de las diferentes campañas agrícolas de temporada —espárrago, fresa, manzana o vendimia, entre otros productos—, son numerosas las familias que deciden hacer las maletas y emprender el rumbo a otros lugares de la geografía nacional o, incluso, del extranjero, para poder ganarse un más que necesario jornal.

Este es el caso de un grupo de vecinos del municipio de Valdepeñas de Jaén, que, animados por Manuel Ortega, dejaron atrás la Sierra Sur, hace varias semanas, para viajar hasta Francia. Allí, en el país vecino, trabajaron como temporeros en la campaña de recogida de la fresa. En concreto, en la zona de Nicole, donde se establecieron de forma temporal hasta la finalización de la faena en la finca que les contrató. “Son en torno a 35 o 40 días que se viven a tope porque hasta que ya no queda más fresa que recoger hay que estar con la campaña. El trabajo es duro, ya que es a la intemperie esté el tiempo como esté: llueva, truene o haga frío. Pero, a pesar de todo, compensa”, afirma Ortega.

Este valdepeñero no está solo en territorio galo. Le acompañan ocho paisanos más para formar una “piña” cuyas edades oscilan entre los 16 años del más joven y los 63 del más veterano. Todos ellos conviven juntos en la misma vivienda para temporeros, un lugar acondicionado para que no falten los servicios más básicos y las “comodidades” esenciales. “Nos traemos del pueblo todo aquello que más falta nos hace, así como comida y los productos propios para alimentarnos mejor, como jamón, embutidos o aceite de oliva”, comenta el agricultor.

Y es que una buena alimentación y unas condiciones óptimas resultan esenciales para poder afrontar las duras jornadas de trabajo que implica la recogida de la fresa. “Nuestra jornada suele estar entre las diez y las doce horas, desde las siete de la mañana hasta las siete de la tarde, con una parada de una hora y media para la comida. Pese a todo se sobrelleva bien, que es lo que cuenta”, dice.

en detalle
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sustento. La falta de trabajo en Valdepeñas hizo que Manuel Ortega y sus vecinos viajaran a Francia en busca de trabajo. Como temporero, Ortega alterna diferentes campañas de recogida de cultivos fuera de España, como la fresa, la manzana o la calabaza, además de la poda. “Cojo una y suelto otra, también la aceituna, es un no parar”, comenta.

vida. La convivencia de este grupo de valdepeñeros se caracteriza por la armonía y un ambiente “familiar”. Son muchas horas juntos y eso hace que se estrechen vínculos. Así, por el simple hecho de estar fuera de sus hogares, tratan de que la estancia sea lo más agradable posible en todos los ámbitos. “En la vivienda que tenemos hacemos la vida diaria, nos organizamos para preparar las comidas y ponemos un fondo común para comprar pan y pequeños electrodomésticos, como el microondas o la freidora”, detalla Ortega.