Una multitud se reúne para recrear la toma de la fortaleza

Un pasacalles abre una celebración espléndida y repleta de actividades

29 jul 2016 / 12:45 H.

Una posibilidad para disfrutar, por la noche, de la Fortaleza de la Mota en todo su esplendor. La novena edición de la Fiesta Medieval ya está en marcha. La celebración se abrió con un multitudinario pasacalles entre los arrabales y el interior del recinto fortificado. Al ritmo de música de época una comitiva integrada por autoridades y numerosos vecinos ataviados con atuendos de época, andalusíes o cristianos.

La organización, a cargo del Ayuntamiento y la Diputación, ha hecho un esfuerzo especial para dar el máximo realce a la convocatoria, que se celebra también hoy y mañana, entre las nueve de la noche y la dos de la madrugada. Las entradas se venden a dos euros y medio en el Palacio Abacial, aunque quienes acudan ataviados a la usanza medieval o tengan menos de diez años pueden acceder de manera gratuita.

El lema elegido este año es “El asedio de Qal’at Banu Said”, en rememoración de la toma en 1341 de la ciudad de Alcalá de Benzayde por parte de las tropas del monarca castellano Alfonso XI. La celebración tuvo como preámbulo, el miércoles, un senderismo nocturno entre el parque periurbano de Los Llanos y la Fuente del Rey, donde, según la tradición, instalaron su campamento las tropas atacantes cristianas.

Las actividades lúdicas ofrecidas son múltiples y se focalizan en dos espacios. En el patio de armas de la alcazaba se representa, a partir de las diez, la gran novedad de este año, la obra “El Cerco de Benzayde”, basada en el libro de la murciana Carmen Carrillo. Un grupo de actores dirigido por Nono Vázquez recrea los acontecimientos que posibilitaron a Alfonso XI entrar, en pleno mes de agosto, en la inexpugnable ciudad amurallada, que a partir de entonces sirvió, durante un siglo y medio, de frontera entre los reinos castellano y de Granada.

Por otro lado, se suceden los espectáculos junto a la iglesia mayor abacial. Las propuestas consisten en humor y malabares; danza oriental, exhibiciones acrobáticas a cargo del club de gimnasia Baruca, un circo medieval o números de manipulación de fuego. Además, a lo largo de la velada hay un pasacalles musical y presencia de personajes itinerantes. Se hace principal énfasis en la Plaza Alta.

Uno de los lugares con afluencia masiva es la explanada contigua a la iglesia mayor abacial, en el que se ofrecen manjares y vinos de la tierra. Catorce puestos disponen desde carnes asadas, hasta té pasando por postres andalusíes. En el espacio del zoco, situado en el entramado de calles y la Plaza Alta, el público tiene la ocasión de adquirir mercaderías, a menudo artesanales. Incluso existen demostraciones de oficios populares. Diez paradas venden cerámica, cosméticos, inciensos o abalorios de lo más variado. Los más atrevidos y curiosos, en particular los niños, cuentan con un campamento militar y una escuela de guerreros en el barrio septentrional, en las cercanías de la alcazaba —que luce espléndida, con la fachada sur iluminada—. Los presentes tienen la opción de aprender y jugar.

La Fiesta Medieval, programada dentro del plan de dinamización de la Ruta de los Castillos y las Batallas, se ha convertido en un referente de ocio, repleto de encanto, en el verano alcalaíno, que atrae a miles de personas de diferentes municipios y provincias.