La Candelaria sale pese a la amenaza de nevada

La tradicional fiesta de la Candelaria se celebró de manera plena a pesar de la incertidumbre que creó la amenaza de lluvia y nieve. Los actos empezaron el viernes por la tarde con la misa en la que se presentaron a la patrona, la Virgen de las Mercedes, alrededor de cincuenta niños nacidos el último año. La cofradía entregó un donativo a la familia de la niña Nina Contreras D’Agosto, “Nina la Guerrera”, para apoyar su lucha contra la glucogenosis tipo 1 o enfermedad de Von Gierke.

Después de la ceremonia religiosa, una tregua en las precipitaciones posibilitó el encendido de una lumbre en el compás de Consolación, con invitación a productos típicos, algo que se hizo en otros puntos de Alcalá y las aldeas.

La culminación de la celebración llegó ayer por la mañana. Por acuerdo de las reales cofradías de Nuestra Señora de las Mercedes y del Dulce Nombre de Jesús y Santa Caridad, ante la nevada intermitente, se optó por invertir el orden habitual y primero hubo una eucaristía —concelebrada por sacerdotes vinculados con el arciprestazgo— y luego salió la procesión.

El desfile, por entorno del paseíllo de la Mora, pudo completarse sin problema, pese a que en algún momento caía aguanieve. El cortejo, además de a la banda de la asociación musical Pep Ventura, parte de la Corporación Municipal bajo mazas y fieles, incluyó el Dulce Nombre de Jesús, dos tartas, una de cada cofradía, y los habituales palomos. Dos de las aves, como siempre, iban con trajes penitenciales y la otra pareja ataviada en un guiño al 450 aniversario de Juan Martínez Montañés. De hecho, una iba disfrazada como este imaginero y la otra como su mentor, el también alcalaíno Pablo de Rojas. Debajo tenían herramientas de escultor. En cuanto a la Virgen, lució su manto habitual para esta ocasión, del siglo XVIII. La Candelaria fue el primer acto tras la toma de posesión de la flamante hermana mayor de la cofradía de la patrona, Dolores Fuentes. La responsable dio las gracias por el apoyo recibido.