José Navarro: “Yo soy una víctima clara del sistema”

Un enfermo de artitris reumatoide muy severa denuncia que lleva diez meses en lista de espera para una operación

25 mar 2017 / 11:15 H.

El alcalaíno José Navarro habla desde la rabia, la desesperación y la impotencia. “Yo soy una víctima clara del sistema”, dice esta paciente de artritis reumatoide severa al referirse a la circunstancia de que lleva desde el 28 de mayo de 2016 en lista de espera para operarse de una rodilla. Denuncia que en estos diez meses ha presentado tres reclamaciones para denunciar la dilación. En este sentido, destaca que, en agosto, recibió un llamada para operarse a la semana siguiente en el Hospital de San Rafael de Granada, algo que, a su juicio, era absurdo, pues no contaba con las garantías mínimas, ya que su grave dolencia autoinmune requiere de unos preparativos que, a su juicio, no se respetarían allí. Navarro subraya que la demora acrecienta los insufribles dolores que arrastra y ha empeorado el estado de su espalda, con hernias en las cervicales. El asunto —asevera— también le pasa factura en el plano psicológico. El enfermo vincula la cuestión con el “desastre” de la unificación hospitalaria de Granada. Además, contempla presentar un pleito para reclamar una compensación por los perjuicios que padece al no ser intervenido.

José Navarro tomó la palabra en el coloquio que siguió a la reciente conferencia del médico Jesús Candel, “Spiriman”, y expuso en público su caso. “Al menos él me escuchó”, afirma en referencia al doctor que ha frenado la unificación hospitalaria.

Navarro, de 52 años, relata que, hace alrededor de diez años, “de la noche a la mañana” irrumpió en su vida, “de una persona muy activa”, la artitris con gran virulencia. Siguieron años de sufrimientos, pruebas, infiltraciones de corticoides, desplazamientos hasta Granada e intervenciones quirúrgicas —ya tiene colocada una prótesis en la otra rodilla—. Hubo un periodo en el que, después de que los médicos “dieron con la tecla” al aplicar un tratamiento, su calidad de vida mejora e incluso frecuentó la piscina cubierta. Sin embargo, la aparición, hace en torno a dos años, de la enfermedad de Crohn, otra dolencia autoinmune, en este caso digestiva, supuso una marcada regresión.

El afectado reclama una solución que palie el proceso degenerativo que sobrelleva como puede. Admite que la única terapia que le funciona es la de voluntario en la parroquia de El Salvador, donde también es catequista. “Me gusta salir, pero mientras no me opere es cada vez más difícil”, concluye.