El núcleo de temporeros de El Marino sigue activo

Inmigrantes sobreviven en situaciones muy precarias en unas jornadas con temperaturas bajas durante la noche

23 ene 2017 / 11:24 H.

El foco de atención ha estado puesto en las últimas semanas sobre el asentamiento de inmigrantes de Salón Marino, sobre todo después de que, en Navidad, se detectara un caso de tuberculosis y trece positivos —personas que no llegaron a desarrollar la enfermedad—. Las autoridades hicieron un llamamiento a la calma y dejaron claro que no se trataba de un brote ni de un epidemia, al la vez que aconsejaban desoír los “bulos”.

Superada la dolencia, la situación de fondo en el espacio continúa igual. Varias decenas de personas —principalmente africanos, tanto magrebíes como subsaharianos— malviven en las instalaciones de lo que, hace unos años, fue un lujoso y amplio salón de celebraciones. Algunos de los habitantes del lugar tienen trabajo, mientras que otros permanecen allí todo el día. Las condiciones son muy precarias, con ausencia de suministro eléctrico —el agua se llena en una fuente próxima—, frío, ausencia de ventilación adecuada y acumulación de basura y desechos que convierten este punto próximo al polígono Fuente Granada y a la N-432 en un claro foco de insalubridad.

El asentamiento, que se repite cada campaña oleícola al menos desde 2012 después de la evacuación de otro existente en el Bar La Granja, continúa, aunque en los últimos días se han intensificado los rumores acerca de un inminente desalojo. Una de las cuestiones que dificulta la solución es que, “a priori”, la propiedad no está clara, pues las instalaciones fueron embargadas. El equipo de Gobierno intentó el desalojo por la vía judicial la pasada legislatura, pero —según fuentes municipales— la Justicia lo impidió, sin que, pese a ello, haya desistido en su intención de acabar con un problema que suscita críticas generales.

Sin embargo, El Marino no es el único inmueble en el que pernoctan extranjeros sin techo. Es habitual la presencia de estas personas en cajeros automáticos y, por otra parte, algunos temporeros han aprovechado para volvar a “okupar” La Granja. Esto ocurre a pesar de que el Ayuntamiento abrió por su cuenta el albergue de de El Coto ante las bajas temperaturas de los últimos días. La situación deriva de la circunstancia de que buena parte de los inmigrantes llega sin contrato y los empresarios suelen darles trabajo —a veces días— pero no vivienda.