El municipio pierde otros 103 habitantes y queda en 21.605

La reducción de vecinos acumulada es de 1.265 en los últimos siete años

28 dic 2019 / 12:10 H.
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Tendencia francamente negativa. La sangría de población que vive el municipio de Alcalá la Real desde 2012 no se detiene, sino que se acrecienta. Los datos resultan más que elocuentes. El último dato del Instituto Nacional de Estadística, correspondiente al 1 de enero de 2019, deja el número de empadronados en 21.605 —10.612 varones y 10.993 mujeres—. Estas cifras representan una caída de 103 personas respecto de la que existía a comienzos de 2018.

La serie estadística, publicada por el portal Foro Ciudad, constata que el máximo de habitantes se registró en 2012, con 22.870. En este tiempo, cada ejercicio se ha cerrado con una pérdida de vecinos, salvo en 2017, cuando no hubo variación en comparación con 2016. De cualquier manera, la regresión es de 1.265 personas en el plazo de solo seis años.

Desde 1900, cuando se contabilizaban en la estadística oficial 15.973 los datos han sufrido fuertes oscilaciones. Con el comienzo del pasado siglo se vive una tendencia a un incremento de población, suave hasta 1920, cuando había 17.267 vecinos censados y a partir de ahí el aumento es mucho más acusado, sin que ni siquiera la Guerra Civil y la consecuencias en los nacimientos posteriores al conflicto lo frenaran. El máximo absoluto se midió en 1950, cuando las personas empadronadas eran 29.165. Un aspecto curioso es que en aquella época había más residentes en las aldeas que en el casco urbano. En esa época se abrió una rápida erosión demográfica, con disminución de casi 6.000 vecinos en una década, hasta quedar en 23.314 en 1960. Los alcalaínos se marchaban, sobre todo a Cataluña y países extranjeros ante la falta de expectativas laborales. El mínimo de habitantes fue en 1981, con 20.049. A partir de ahí comenzó una lenta recuperación, con altibajos, y el nivel psicológico de los 22.000 se rebasó en el ejercicio 2005, una etapa de gran bonanza económica.

El panorama demográfico es complicado, con unas aldeas que se despueblan, desde hace tiempo, a pasos agigantados, un claro envejecimiento de la población y una cantidad de defunciones que supera con claridad a los nacimientos. Ni siquiera la llegada de inmigrantes desde que comenzó el siglo XXI es capaz de detener la bajada poblacional. Los extranjeros son más de mil y representan, a falta de actualización, en torno al 5% del total, con tres nacionalidades predominantes, la rumana, la marroquí y la británica. Sin embarga, esta última tiende a reducirse por el Brexit y otras cuestiones.

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