A los hombres y mujeres buenos

Albanchez entrega su Hachón a las trabajadoras de Clece y a José María Moreno

15 mar 2018 / 08:53 H.

Y el mundo está lleno de mujeres y hombres buenos / Así que le canto a los valientes que llevan por bandera la verdad / a quienes son capaces de sentirse en la piel de los demás”. Mientras que sonaba la canción de Rozalén que tan popular se ha hecho durante los últimos días como “himno” en memoria de Gabriel Cruz, el centro Albanchez Progresa se llenó de público para rendir un homenaje lleno de momentos emocionantes a unos valientes, hombres y mujeres buenos, como dice la letra de la canción, a los reconocidos con el Hachón 2018. Son quienes saben meterse en la piel de los demás y arropar a los que más lo necesitan: las personas mayores y los dependientes. En esta ocasión, el Ayuntamiento del municipio de Mágina aplaudió la labor de Clece y, en especial, a las trece trabajadoras del municipio, y al veterano enfermero José María Moreno Moreno. Todos recibieron el calor y la gratitud de sus vecinos.

Antes de que comenzara el acto en sí, una espléndida fiesta que hacen posible numerosos colectivos albanchurros, los premiados y representantes institucionales fueron recibidos en el Ayuntamiento por el alcalde, Alejandro Morales. Minutos después, se descubrió, bajo unas tímidas gotas de lluvia, la placa conmemorativa en la plaza del Senado. Allí, desde 2012, cuando se instituyó este reconocimiento —que lleva el nombre de las antorchas hechas de esparto y untadas en pez autóctonas de Albanchez— se recogen para la posterioridad los nombres de las personas y colectivos reconocidos. Entre ellos, la cooperativa Nuestra Señora de la Asunción (2012); Esther María Martínez Contreras, víctima del terrorismo (2013); Jorge Martínez Bello, de la Almazara Ecológica El Picón, (2014); el presidente del Senado, Pío García Escudero (2015); la Orden Hospitalaria “San Juan de Dios” (2016), y Diario JAÉN (2017).

Este reconocimiento institucional, que se enmarca dentro de la conmemoración del Día de Andalucía, comenzó con un emocionante minuto de silencio en memoria del niño asesinado en Almería, como dijo el presentador del acto, Juan Catena, un sincero homenaje a esta familia.

Ya se han cumplido siete ediciones de estos “Reconocimientos Hachón”, como recordó el alcalde, en su intervención, los que hacen que brillen aún más los premiados y, con ellos, Albanchez. “Enhorabuena por desarrollar una profesión que no es apta para cualquiera. Lo sabéis vosotras y las familias y allegados de quienes cuidáis. Un trabajo invisible para el resto, para quienes no están tocados por la ancianidad y la enfermedad. Un trabajo con sus no pocas dificultades físicas y emocionales que bien merece el reconocimiento. Un trabajo sobre el que poner luz para ver lo valioso de vuestro quehacer diario”, resaltó el alcalde, sobre las trabajadoras de Clece. Ellas son Tomasa de la Torre Muñoz, Manuela Marín Moreno, Casimira Martínez Muñoz, Ramona Moreno Aranda, Catalina Amezcua Fuentes, Rosa María Ruiz Conteras, Eufrasia Lanzas Amezcua, Isabel Gámez León, Juana María López Muñoz, Miguel Muñoz Martínez, María Gascó Ulloa, Juana Cobos Amezcua, Dolores Viedma Expósito y Sebastiana Clarez Cruz, junto a la coordinadora, Ana Jiménez.

De José María Moreno, dijo Morales, es necesario reconocer su “valía profesional y su trabajo de décadas”. “Nadie mejor que José María conoce la situación de cada uno de nuestros mayores. Este pueblo ocupa todo su corazón”, aseguró. “Nació en Torres pero su vida, en el más amplio sentido de la palabra, está en Albanchez. Lo ha dado todo por este pueblo y merece este reconocimiento”, aseguró. “Vivir en Albanchez es lo mejor que me ha pasado en mi trayectoria vital y profesional”, arrancó el enfermero galardonado, que recibió continuas ovaciones de sus vecinos. Este ofreció una magistral charla sobre los cuidados enfermeros, la dependencia y, además, recorrió sus años de experiencia. “Mis ganas de hacer cada vez más por mis pacientes se han ido incrementando”, reconoció. “Desde que empecé en el año 1979, he aprendido día a día en este pueblo, me han enseñado sus gentes. No he tenido horarios, he realizado mi trabajo en las calles, en el campo, en mi casa, por teléfono... Mi trabajo está donde me necesitan”, aseguró. Y añadió: “Mi caballo de batalla siempre han sido los mayores”. Y resaltó el trabajo de las auxiliares de Dependencia: “Sus caricias son muchas veces el medicamento más eficaz”.