“A la caza” de la pava de Cazalilla

23 ene 2018 / 09:55 H.

El Partido Animalista-Pacma ha asegurado que el lanzamiento de la pava de Cazalilla es una “tradición muerta” desde que en el año 2016 se consiguió que el Obispado de Jaén no abriera las puertas de la iglesia de Santa María Magdalena. Cada 3 de febrero, por San Blas, desde el campanario de esta iglesia se lanzaba la pava a una plaza abarrotada de gente y deseosa de hacerse con el ejemplar ya que su tenencia aseguraba un año de bienes.

El coordinador de Pacma en Jaén, Manuel Serrano, ha apuntado a Europa Press que no bajan la guardia y que este mismo lunes han mantenido un encuentro con la subdelegada del Gobierno en Jaén, Francisca Molina, para abordar el dispositivo de seguridad que se va a desplegar un año más para evitar el lanzamiento del animal.

El año pasado, los amantes de esta práctica se tuvieron que conformar con lanzar la pava desde una azotea, pero el animal optó por quedarse por los tejados y no descender a la plaza donde la esperaban miles de personas con los brazos abiertos.

“Desde que conseguimos que se cerrara el campanario, la tradición murió”, ha indicado Serrano y ha añadido que persistir en ella con otras variantes es “resistirse a evolucionar y demostrar que Cazalilla no está preparada para los tiempos que corren”.

Tanto Pacma como la Asociación Nacional para la Protección y el Bienestar de los Animales (Anpba) interpusieron el pasado año una nueva denuncia administrativa por esta tradición que Serrano ha tachado de “arcaica y fuera de lugar”.

Desde la Delegación de Agricultura se ha confirmado a Europa Press que la sanción finalmente impuesta por los hechos de 2017 ha sido la mínima de 2.001 euros, que finalmente se quedarán en 1.200 euros por pronto pago. Habitualmente en Cazalilla, las multas se vienen abonando con la colaboración económica de los vecinos que ayudan de esta forma a la persona sancionada.

Desde Pacma se ha criticado que a pesar de haber interpuesto la denuncia administrativa no se les haya notificado desde la Junta de Andalucía la sanción, que un año más vuelve a ser la mínima para lo que está considerado como una infracción muy grave de Ley de Protección Animal.

Serrano ha recordado que la horquilla de multa podría ir hasta los 30.000 euros, algo que debería hacerse para “impulsar” el carácter disuasorio y así impedir que “cometer una infracción resulte más beneficioso al infractor que cumplir con la legalidad”. En este sentido, ha lamentado que a pesar del carácter reiterativo, la Administración autonómica siga sancionando con la multa mínima.

“Desde Pacma estamos confiados en que este año, al igual que viene ocurriendo desde 2016, la pava no sea lanzada, ya que tanto desde la Subdelegación del Gobierno como desde el Obispado de Jaén, existe el firme compromiso de que se cumpla con la legalidad vigente”, ha dicho Serrano, al tiempo que ha agradecido la colaboración de todos ellos.

Pacma ha valorado de forma positiva el encuentro mantenido con la subdelegada del Gobierno, al tiempo que ha señalado que como en años anteriores, Pacma no estará presente en Cazalilla el próximo 3 de febrero para evitar enfrentamientos. Sin embargo, sí que están dando todos los pasos para garantizar un año más que no habrá lanzamiento. La semana pasada ya se reunieron con responsables de la Guardia Civil y este martes han abordado la cuestión con la máxima representante del Gobierno de España en la provincia de Jaén.

Ya en 2016, y ante el cierre de las puertas de la iglesia de Santa María Magdalena, se impidió el lanzamiento de la pava por lo que los adeptos a esta tradición se tuvieron que conformar paseando varios ejemplares de este animal por las calles del municipio. En 2017, la pava se lanzó desde una azotea pero el animal optó por quedarse por los tejados, hasta que en un momento dado aparecieron vecinos en la plaza con otro animal. Este año, si todo sigue igual, los amantes de esta práctica deberán optar por una solución similar porque lo que parece descartado es que puedan acceder al campanario.

Pase lo que pase, Pacma insiste en que seguirá trabajando para evitar el maltrato animal, lo que implica evitar que la pava de Cazalilla quede al albur de las miles de personas que se dan cita en la plaza de este municipio jiennense, que no llega a los mil habitantes, para hacerse con el preciado animal.