Una gran cita colmada de emociones y devoción

Nuestra Señora de la Encina celebra su tradicional romería y es acompañada por cientos de feligreses que la arropan en su día grande con el fin de procesionarla hasta su ermita

14 may 2018 / 11:00 H.

Q ué pasión y alegría despiertan los feligreses de Baños de la Encina. Qué emocionante es verlos acompañar a su bella Virgen en su gran día. Según cuenta la leyenda, un 9 de mayo de 1225, tal vez 1226, un labriego araba con sus bueyes tierras del encinar cerca de la Cuesta de los Santos cuando de repente observó una fuerte luz. Pronto, vería a la Señora desde lo alto de una encina que le pidió que se le diese culto y se edificase un santuario, el mismo en el que ahora se reúnen centenares de personas para honrar y rendir culto a su Virgen. Desde entonces, cada 9 de mayo los devotos acudían de Baños y de otros lugares de la comarca en romería para celebrar la fiesta en el santuario hasta que se decidió cambiarla al segundo domingo de mayo para que aquellos que habitan lejos, pudieran venir a disfrutar de este hermoso día. Además, en la actualidad, coincide con las fiestas del municipio por lo que todos aquellos que se dejen ver por esta zona de la comarca norte solo tienen una opción, dejarse embriagar por la emoción y las ganas de disfrutar y rendir culto a su patrona.

Aunque ya el pasado miércoles celebraron una misa y una salve en honor de la Señora de la Encina, la romería tuvo lugar durante el fin de semana, que comenzó con una ofrenda floral el sábado. El último día de la semana se inició desde bien temprano con el traslado de la Virgen hasta su ermita, en la que no descansa desde hace años debido por falta de acondicionamiento aunque se planea que se vuelva a convertir en su casa muy pronto. Una vez que se llegó al templo, con el esfuerzo de sus devotos para que llegue intacta por el camino de tierra, se celebró la santa misa mientras vecinos y visitantes se repartieron por la zona para disfrutar de la jornada con risas y alegría, que la Virgen no merece menos. Una vez terminada la eucaristía, se paseó a la venerada imagen alrededor de su templo en una imagen que solo los que tienen la suerte de vivir pueden hacerse a la idea, ya que las palabras escasean cuando los sentimientos se desatan en la ermita. La pasean, la miman, le gritan guapa, bendita y, cuando ya casi se puede palpar la emoción alguien grita, ¡Qué mire para Guarromán! Y entonces los vecinos unen sus almas y las lágrimas empiezan a aflorar.

La Señora de la Encina volvió a descansar en su camarín mientras sus incondicionales se refrescaron un poco, que la romería también es para disfrutar hasta que cogieron fuerzas y, sobre las cinco de la tarde, la bajaron hasta la iglesia parroquial de San Mateo en Baños de la Encina. Mientras tanto, Diario JAÉN quiso formar parte de la fiesta y estuvo presente a través de sus ejemplares y, en esta ocasión, también con gorras con el nombre del municipio. Ya en Baños se cerró una de las jornadas más emocionantes y esperadas de todo el año. Pero si la Virgen es bonita y única, sus feligreses hacen que cualquiera que se deje ver por allí se sienta como en casa y quiera repetir. Porque la Señora de la Encina es una bendición y ha hecho de aquellos que le rinden culto, unos romeros encantadores, por lo que todos quien quiera vivir un viaje por sus emociones que apunte en su agenda el segundo mes de mayo y no dude en peregrinar hasta Baños de la Encina.