Una fe a prueba de elementos en Hoya del Salobral

Numerosos devotos resisten en el cerro de la Mesa fríos y chubascos en forma sólida

30 abr 2018 / 17:18 H.

No hubo rayos y centellas pero la meteorología adversa condicionó la romería de la Virgen de la Cabeza en Hoya del Salobral (Noalejo). Chubascos, en ocasiones intensos, de precipitación sólida, a medio camino entre el granizo, la nieve y la aguanieve mojaron a los fieles y obligaron a acelerar la procesión. Todo ello, envuelto por temperaturas gélidas, propias de un día de pleno invierno, y viento.

La Morenita volvió a ser imán de fe para miles de personas, procedentes principalmente de las provincias de Jaén y Granada. El ambiente desapacible redujo la afluencia, aunque la principalmente consecuencia es que, una vez culminado el desfile, desperdigó a buena parte de los presentes, que prefirieron regresar a casa ante el insoportable frío. Después de la misa oficiada por el sacerdote Miguel Ángel Soto, una ceremonia que congregó a los creyentes tanto dentro del templo como en el exterior, La Morenita fue colocada sobre las andas.

El desfile incluyó a la hermandad matriz de Hoya del Salobral y las filiales, procedentes del casco urbano de Alcalá la Real, Santa Ana, Mures, Frailes, Castillo de Locubín, Valdepeñas de Jaén y los municipios granadinos de Benalúa de las Villas, Montillana y Colomera. El acompañamiento musical correspondió a la banda de la aldea y a otros colectivos, incluidas charangas y el colectivo de la hermandad alcalaína del Gallardete de Jesús. Los portadores de la imagen mariana exhibieron su pundonor y la giraron en varios momentos como los prolegómenos del regreso al templo. Después de un intenso chubasco, los componentes del cortejo se sobrepusieron y decidieron proseguir con el exigente recorrido por una montaña con unas vistas panorámicas espectaculares. Voluntarios de Protección Civil de Alcalá y agentes de la Benemérita se encargaron de garantizar la seguridad.

La jornada, que se abrió con la subida de las hermandades desde el entorno de la casa del Santo Custodio, concluyó con la despedida. Entre ambas convocatorias, los romeros más resistentes combatieron las bajas temperaturas en los chiringuitos y en las casas de hermandad repartidas por el cerro de la Mesa. Allí, disfrutaron de viandas y bebidas, junto con amigos y familiares, en medio de un ambiente de alegría y fraternidad. La celebración destacó por la ausencia de incidentes. Muchos de los devotos aprovecharon la ocasión para visitar los lugares vinculados con el Santo Custodio, una figura que, décadas después de su fallecimiento, continúa muy presente en los agrestes parajes serranos.