Una espiga por cada hermana

El Ecce Homo portará un haz en representación de las monjas de clausura

28 mar 2017 / 12:06 H.

El próximo Domingo de Ramos se volverá a vivir una nueva acción de gracias por las vocaciones religiosas. La Hermandad de Jesús de la Piedad y María Santísima de la Estrella, llevará a cabo, un año más, el denominado acto de “las espigas”, que con tanta ilusión se celebra en la iglesia conventual de la Concepción, de las Hermanas Dominicas.

Este acto tiene lugar el Domingo de Ramos por la mañana, tras la celebración de la eucaristía en el referido templo. Se le considera como uno de los momentos más entrañables que celebra la Hermandad de Jesús de la Piedad y María Santísima de La Estrella.

La ceremonia será como sigue: Después de unas palabras que pronunciará el hermano mayor, José Antonio Carmona, en presencia del capellán, Blas Pegalajar, la comunidad de religiosas dominicas entregará un haz de espigas para que sean colocadas en el trono del “Ecce Homo” de Jaén.

Según declara el máximo responsable de la cofradía, José Antonio Carmona, dado que la monjas son de clausura y no pueden salir a la calle, “estas espigas representarán su presencia con nosotros en la procesión”. Y no solo eso. El acto simbólico tiene más alcance y lo aclara: “También lo hacemos para pedir por las vocaciones religiosas de nuestra comunidad”. El ramo de espigas se coloca junto a los pies de la imagen de Jesús de la Piedad en su Sagrada Presentación al Pueblo.

Este año serán veinte las espigas que se colocarán. José Antonio Carmona Aguilar explica que diecisiete serán por el número de monjas que ahora se encuentran en el convento y las tres restantes para pedir que puedan llegar otras nuevas que incrementen esta comunidad religiosa, “a la que consideramos como el auténtico grano de trigo que esperamos de el fruto deseado para la Iglesia de Jaén”. Este acto se comenzó a celebrar en 1983, al aprobarse la propuesta que hizo Pedro Villar Prats. En aquellos años, las imágenes salían a la calle para procesionar desde las llamadas “cocheras de los Márquez”, por lo que antes de la procesión, los miembros de la junta de gobierno se trasladaban al convento situado en la calle Llana, donde la madre superiora hacía entrega de las espigas, correspondiendo los hermanos, a su vez, con un presente. Actualmente, las espigas son naturales, de trigo con raspa larga o trigo blando y la cofradía entrega unos hornazos que, como se sabe, es un producto típico de estas fechas cuaresmales, a la comunidad.

El hermano mayor comenta también: “Sin la presencia de nuestra comunidad dominica, representada simbólicamente en las espigas, nuestra procesión no sería igual, puesto que entonces nuestra hermandad no estaría completa en la calle, ya que faltaría el elemento más importante de nuestro ser. Es decir, no estaría en nuestra procesión el carisma dominico que nuestra cofradía intenta transmitir en las calles y plazas del recorrido y con el que los cofrades nos impregnamos, día a día, a lo largo de todo el año”.

HISTORIA. Los estatutos de esta cofradía los aprobó el obispo de Jaén, Félix Romero Mengíbar, en 1955, estableciéndose en la iglesia de Cristo Rey, donde se celebró su primera fiesta de estatutos bendiciéndose el guion de la Hermandad. En aquellos años, al carecer de imágenes titulares, se vinculó a la Cofradía de la Vera-Cruz, como figura en el escudo de la entidad, que le facilitó la imagen de un Cristo que fue restaurado por el escultor Unguetti. La imagen de la Virgen se encargó al escultor Domingo Sánchez Mesa en Granada.