Un síndrome de Diógenes en el barrio de La Alcantarilla

La denuncia de los vecinos y Servicios Sociales permite eliminar toneladas de basura de un ático en la calle Laguna

28 jun 2017 / 21:02 H.

Por la calle llevan un par de días sin ver al vecino que reside, solo, en un ático de la calle Laguna, una vivienda desde la que, ayer, se arrojaban kilos y más kilos de basuras. Los operarios, de FCC, entraron con mascarillas y trajes aislantes al piso sobre el que, desde hacía tiempo, se fijaban todas las miradas y, también los olores, de los residentes de una comunidad vecinal del centro de la ciudad. La concejal de Políticas Sociales, Reyes Chamorro, sin dar detalles del caso en sí, explicó que, desde el lunes, hay una intervención en marcha por un síndrome de Diógenes en la capital. Las alarmas saltaron a raíz de las quejas de los que conviven en el mismo bloque que el afectado por esta enfermedad. Como dicta el protocolo fijado para estos casos, el Ayuntamiento insta a los vecinos a presentar denuncias, decisión que tomó también la propia Administración local. “Es precisa una autorización judicial para poder cruzar la puerta de una propiedad privada, lo que puede conllevar meses. De ahí que sea preciso acudir a los tribunales lo antes posible”, recordó la edil.

A falta de confirmación oficial, el hombre desalojado de su domicilio vive solo y es de avanzada edad. Antes de que entraran los equipos de limpieza y sanidad, acompañados de la Policía Local, este varón, aquejado supuestamente de una enfermedad mental, fue derivado a un alojamiento provisional. Para el proceso de limpieza fue necesario cortar la calle Jorge Morales, perpendicular, para colocar un contenedor. Vecinos hablan de unas doce toneladas de chismes y objetos inservibles, incluidos periódicos desde la década de los sesenta del siglo pasado y publicidades del centro comercial de la capital, cuando fue inaugurado bajo su original denominación de Pryca. Como precisó la responsable municipal, una vez que la casa se adecenta, es necesaria su desinfección y desinsectación, una labor en la que se pueden invertir hasta 48 horas. Cuando termina este proceso, el enfermo, en principio, regresa a su domicilio, aunque con seguimiento de los servicios municipales. La clave en este tipo de situaciones es la soledad, que impide que alguien ataje a tiempo la “costumbre” de acumular basura, un síntoma de que algo no va bien.

Los que conocen a este vecino, hablan de que es muy educado y que solía dar paseos diarios, ayudado por un bastón, obligado por sus problemas de movilidad.