Un linarense es detenido por acabar con la vida de su pareja

El varón guardó el cadáver descuartizado de la mujer en un arcón congelador

11 feb 2019 / 13:34 H.

Un linarense, identificado como Manuel Moreno, mantuvo a su pareja descuartizada en un arcón de su propia habitación durante un año y medio, según la investigación en marcha. El hombre, de 42 años, vivía en Alcalá de Henares (Madrid) y hacía vida normal como trabajador de la hostelería. Su novia desapareció de repente, aunque él siempre alegó que lo abandonó y se fue con otro. Ni siquiera los compañeros de piso cayeron en la cuenta de que los “pedazos” de la joven estaban en el propio piso. El propietario había colocado, hace algún tiempo, pestillos en todas las habitaciones, de forma que no se viera vulnerada la intimidad de los inquilinos. El piso tiene cuatro cuartos amplios, todos ellos con baño propio y ducha. El dormitorio de Moreno era uno de los más grandes, pero los otros inquilinos y vecinos nunca lo vieron introducir en el inmueble un arcón.

La fallecida era de origen ruso y no mantenía buena relación con sus padres, por eso ninguno de ellos denunció la desaparición hasta el pasado mes de diciembre, al ver que no tenían noticias suyas y que no podían contactar con ella ni le respondía al teléfono. La última vez que se vio a la víctima con vida fue en octubre. El presunto responsable del grave delito convivió con el cadáver durante meses. después de desaparecer, siguió con su vida y su trabajo con normalidad. Los vecinos y ciudadanos de la zona, lo consideraban un chico normal y en ningún momento sospecharon que pudiese ser el autor de un crimen de tal categoría y, mucho menos, que conservase el cadáver en su vivienda. Fue el pasado jueves cuando la Policía Nacional entró en el domicilio en busca de los restos mortales, ya que después de una larga investigación llegaron a la conclusión de que el cuerpo no podía haber salido de la vivienda, al no existir rastro de ella ni indicios de crimen alguno. Las autoridades encontraron el cadáver descuartizado en la habitación del presunto autor y procedieron al interrogatorio del resto de inquilinos.

La mayoría de los vecinos pensaban que Manuel Moreno era más joven y no llegaba ni siquiera a treinta años. El acusado se caracterizaba por tener todo el brazo derecho lleno de tatuajes y trabajó en distintos locales de hostelería del municipio. Durante sus días de descanso, se les veía pasear juntos, acompañados de su mascota, un perro pastor alemán, cuyo paradero también se ignora. Según sus conocidos, mostraba mucha dependencia hacia la joven. Después de su supuesta desaparición, tuvo incluso relaciones con otras féminas y continuaba visitando su ciudad natal y salía a divertirse despreocupado.

Trabajaba en un bar cercano a la estación de tren y se mostraba reservado, aunque uno de los maquinistas confesó que en una ocasión le había preguntado cuánto le costaría un viaje a Jaén con “una maleta grande”. La gente de sus alrededores se quedó totalmente sorprendida al conocer la noticia, ya que lo veían un chico normal y nunca pensaron que sería un asesino.

La última vez fue que Moreno volvió hasta Linares fue en navidades. Parte de su familia sigue viviendo en la ciudad donde él se crio y estudió. Es aficionado al fútbol y tiene devoción por el equipo azulillo. Ahora, se enfrenta a un procedimiento judicial por matar a su novia.