Un juez da la razón a Carlos Bago después de siete años

El Ayuntamiento marteño es condenado a pagar cerca de 6.000 euros

27 abr 2018 / 12:43 H.

Después de siete años de lucha, Carlos Bago ha conseguido en los tribunales lo que el Ayuntamiento de Martos le lleva negando todo este tiempo. El juzgado contencioso-administrativo número 2 de Jaén condena al Consistorio a indemnizar a este vecino con cerca de 6.000 euros, por quedar debidamente acreditado que las humedades y fisuras que han aparecido en su casa, desde 2011, se deben a una falta de acometidas en el imbornal que hay junto a este domicilio. Las innumerables grietas que han aflorado en la casa son como consecuencia de la gran humedad existente en el terreno y la falta de conexiones de adecuados elementos de evacuación en dicha zona pública, la calle Huertas en confluencia con el callejón Sanz Cosme Delgado, con la red municipal de saneamiento, según recoge el informe pericial presentado ante el juez.

En la vivienda de este vecino confluyen varias calles de la ciudad, lo que provoca que el imbornal que hay situado junto a la puerta principal de su casa no pueda tragar todo el vertido que llega y, como consecuencia, este termine entrando en su domicilio o pasando junto a la fachada y provocando, cada vez más, un mayor deterioro de toda la estructura de la misma. El problema comenzó en 2011 a raíz del socavón que apareció junto a la avenida Fuente de la Villa. A partir de ese momento empezaron a salirle grietas y vio cómo la cimentación de la casa se conmovía. En 2013, y tras varios escritos presentados a la Administración local, consiguió reunirse con el concejal de Urbanismo, Emilio Torres, quién le prometió un arreglo de los daños: “Él me dijo que me iban a solucionar el problema pero que en ese momento no tenían dinero y que lo iban a solicitar a la Diputación”, señala. Sin embargo, tres años después, en septiembre de 2017, presentó la denuncia contra el Ayuntamiento por la falta de respuesta. Además, en esa misma reunión el arquitecto municipal reconoció que el imbornal está mal diseñado y que debería realizarse otro un poco más arriba en la misma vía, pero con una mayor capacidad de succión. “También me dijeron que iban a meter un nuevo tubo para canalizar todas las aguas fecales de esta zona, ya que, según se puede comprobar en el PGOU, carece de ello. Eso fue en 2013 y aún no han hecho nada”, matiza.

La única ejecución que ha llevado a cabo el Consistorio local, tras la denuncia presentada por Carlos Bago en los tribunales, fue en septiembre de 2017 cuando, tras decir que por su casa pasaba una galería que era la que provocaba toda la humedad, el propio vecino realizó un agujero en la entrada de su domicilio para demostrar que eso no era cierto. “Ellos creían que la galería pasaba por debajo de mi casa y la del vecino, y a raíz de mi denuncia, porque yo sabía que eso no era así, empezaron a sondear y descubrieron que pasaba justo por el callejón de al lado”, asegura. Después de eso, tanto Aqualia como el Ayuntamiento continuaron sin dar una solución al problema, cuando ambos son conscientes, porque así lo demuestran los informes periciales, de que el imbornal está mal diseñado y que, además, hasta 2017 no estaba debidamente conectado a la red de saneamiento. Unas obras que llegaron después de que este vecino presentase su denuncia y de que en repetidas ocasiones esa alcantarilla se viese desbordada, provocando que todo el exceso de agua fuese a su vivienda.

“Llevo desde 2011 con una pesadilla tremenda, porque me entra agua desde todas las calles colindantes y ya no sé qué puedo hacer. Además, creo que esta casa ya no tiene solución”, señala Carlos Bago. En definitiva, un problema al que el Ayuntamiento no ha dado respuesta durante siete años y que solo tras una sentencia judicial parece que llegará a su fin.

La humedad se sitúa en el 90 por ciento

La vivienda de este vecino recoge humedades tanto de la escorrentía como de la bóveda que pasa junto a ella. Además, esto provoca que los valores de humedad en esta época del año ronden el 80 por ciento, mientras que en invierno puede llegar, incluso, al 90 por ciento, por el exceso de agua. Lo aconsejable en estos casos es que no se supere el 50 por ciento.