“Tenemos que seguir su estela porque es única”

Dolor por el fallecimiento de Antonia Collado, presidenta de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer

05 may 2019 / 11:14 H.

Pesar. La bandera de Jaén luce estos días un crespón negro para recordar a una persona que lo dio todo por la vida cultural de Jaén. No es otra que la presidenta de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer “La Estrella”, Antonia Collado, o Toñi, como la llamaban sus más allegados. Todo son muestras de cariño, halagos y buenas palabras. Una seña de que dejó en todos los que la conocían un sentimiento que se desprende de su labor, que no solo centró en el colectivo que presidía, sino que extendió por un buen número de asociaciones. ¿El motivo? Su continua preocupación por el progreso de la capital en ámbitos como el cultural y, por supuesto, el sociosanitario, en el que estaba más volcada por sus responsabilidades como presidenta de la Asociación “La Estrella”. Un adiós, el que hoy brinda la ciudad, para una persona que, a buen seguro, será muy difícil de olvidar debido a su entrega a los demás y al amor que desprendía en todas y cada una de sus acciones, encaminadas más al bien ajeno y sin mirar antes el suyo propio.

Una mujer que era todo corazón y que deja un vacío irreparable. Allá donde esté, seguro que no quiere ver a nadie llorar, ya que las mujeres guerreras como ella no derraman ni una lágrima. Así que, lo que hay que hacer es dibujar una gran sonrisa en la cara, que es como ella estaría orgullosa de ver a todos los que ahora la extrañan.

No compartían lazos de sangre, pero una larga trayectoria unidas por el trabajo codo con codo las hizo más que inseparables. “Estuvimos tiempo juntas y eso nos unió muchísimo”, afirma Padilla, que no puede evitar emocionarse al hablar no tanto de una amiga, sino de una hermana. “Era todo corazón y entrega a los demás. Daba a todo el mundo y no solo a gente de la asociación”, indica entre sollozos su amiga, que está segura no la olvidará nunca. Así, recuerda los años de juventud de Collado. “Ella le cortaba el pelo a las abuelillas”, dice con nostalgia, al mismo tiempo que reconoce: “Ella no nos querría ver así, pero, la verdad, es que ha sido una pérdida muy grande”.

Activa, dinámica y preocupada por su asociación”. Así define Marchal a una mujer cuya pérdida supone que se vaya “alguien muy significativo en la vida social de la ciudad de Jaén”. “Antonia Collado era una mujer comprometida con su asociación y, en general, con los problemas de la ciudad en el ámbito cultural y sociosanitario, por supuesto”, indica el presidente de la Hermandad de Donantes de Sangre, que recuerda con cariño su fortaleza. Los motivos familiares fueron los que, durante estos últimos años, mantuvieron unidos a Marchal y Collado. “Lamento mucho su pérdida”, concluye.

Ella era una de los doce o trece amigos que componemos la Asociación Cultural del Festival de Otoño de Jaén (FOJA). De hecho, todo se lo debemos a ella, puesto que fue quién nos dijo que nuestro colectivo hacía falta y la que nos impulsó a su creación”, afirma su presidenta, Josefa Martos, a la vez que hace hincapié en el sentimiento que la invade, que no es otro que el de absoluta tristeza y desesperación. “Era alguien que hizo mucho por Jaén”, reconoce Martos, que recuerda todo lo que le deben. “Ella nos dejó la sede de su asociación cuando nosotros aún no teníamos la nuestra. Es, sin duda, una pérdida irreparable por todo lo que aportó al bien de la ciudad”, lamenta Martos. “Estoy tan triste”, dice en un suspiro.

Treinta años unen la vida de Mari Carmen y la de su querida Toñi. “Llegué a la asociación por mi madre, que también ha fallecido apenas hace un mes”, lamenta la vocal de la Asociación “La Estrella”. “Jaén pierde una gran persona porque ella vivía para la gente enferma”, declara, al mismo tiempo que reconoce su labor al frente del colectivo. “Ella se ha portado muy bien, además, con mi madre y conmigo. Nos ha ofrecido ayuda psicológica”, recuerda. Y es que los verdaderos amigos están en las duras y en las maduras. “Creo que las administraciones, ya sea la Junta o el Ayuntamiento, deberían hacer un homenaje que reconozca la labor que ella ha desempeñado”, dice una mujer rota de dolor, acerca de otra, su Toñi, que “no tenía otra vida que la de trabajar por los demás”. “Nosotras únicamente colaboramos, pero Antonia era el alma de la asociación”, sentencia con la voz quebrada.

Gran corazón”. Con estas palabras describe Carmina Montoro, auxiliar de Enfermería del Centro de Día “La Estrella” a la que era su jefa pero, sobre todo, una gran amiga. “La definiría como una mujer fuerte, luchadora y también muy valiente”, afirma, acerca de una persona que ha dedicado toda su vida a los demás y a que “no les falte de nada” a los enfermos de alzhéimer y sus familiares. “Siempre buscando recursos para aquellos que lo necesitaran y para que los afectados lleven una vida digna”, dice con cariño en sus palabras. “Ella también tuvo a su madre con la enfermedad y estuvo luchando para que estos casos se conocieran”, afirma, al mismo tiempo que admira la “valentía” de una mujer que estuvo luchando hasta que el reloj de la vida se agotó. “Hasta el último momento ha sido una mujer fuerte”, asegura Montoro, sobre una persona a la que difícilmente van a olvidar, y que se ha ganado el cariño de toda la comunidad, la sociedad jiennense y sus, más que compañeras, amigas de batalla. “Toñi era una excelente persona”, indica.

Lourdes conoce bien a su jefa, pero también a su tía, Antonia Collado. Con una voz que clama a la melancolía, recuerda su carácter, aquel que la hizo ser querida por todos. “Con quien hables, te va a hablar bien de mi tía tanto en su vertiente personal como profesional, porque ella trataba a los trabajadores como si fueran su familia”, asegura Del Moral, que aún no puede creer lo que ha pasado pero que, aún así, saca fuerzas de donde no existen. “Con ella he hecho un máster en solidaridad. Le gustaba y, además, quería que los cuidados que ofrecemos en la Residencia y el Centro de Día “La Estrella” fueran profesionales, pero que también contaran con un toque familiar”, comenta su sobrina. En este sentido, la forma de ser de Toñi, “arrolladora” como ella sola, “sencilla, clara y directa”, la hicieron ser muy querida por la sociedad jiennense. “Ella lo decía todo muy claro y llamaba todo por su nombre. Eso es algo que he aprendido como su sobrina en casa y siendo ella mi jefa en el trabajo”, admite Del Moral, quien afirma que “la seguirán teniendo por siempre en sus corazones”. “Mi tía siempre decía que todo el mundo es prescindible en esta vida, pero, la verdad, es que nos vemos obligados a seguir su estela porque es única”, dice, a la vez que rememora cuando su tía iba de casa en casa visitando a los familiares de enfermos de alzhéimer. “Lo que ella ha hecho por este colectivo, difícilmente nadie lo pueda igualar”, concluye con añoranza.