Rosquillas para La Magdalena

El Obispado analiza las grietas en la bóveda lateral que, sin “alarmas” se vigilan para evitar que vayan a más

02 feb 2019 / 11:27 H.

La iglesia de La Magdalena, el edificio religioso más antiguo de la capital, es escenario de la tradición de comprar las rosquillas de San Blas, festividad que se celebra mañana, como recuerda el párroco Agustín Rodríguez. La costumbre de consumir este pan bendecido, que previene de los dolores de garganta, llega con motivo de la Fiesta de la Candelaria, con la que se revive la celebración litúrgica de la fiesta de la purificación y la presentación del Niño Dios al templo. En esta ocasión, la comunidad de este templo, en el corazón del casco antiguo, disfruta de uno de los momentos más esperados del año con la mente puesta, en parte, en los problemas descubiertos en el edificio histórico. “A la iglesia no le pasa nada, no hay que crear alarmas. Lo único es que, como todo edificio antiguo, tiene que estar mantenido y siempre en aviso para que no ocurra nada que vaya a mayores”, apunta el sacerdote. Con esto se refiere a las grietas aparecidas en la bóveda lateral derecha, la que une la torre con el cuerpo del templo. A raíz de ello, los arquitectos del Obispado colocaron testigos digitales, para comprobar el movimiento, y elaboran un estudio.

Este análisis y la obra posterior, cuando se decida que hacer, supondrá, como reconoce el cura, un gasto extraordinario para la comunidad. De ahí, como apuntó Agustín Rodríguez, que los ingresos extra que se esperan por la venta de las rosquillas, a razón de un euro cada bolsa, quede, en principio, reservado para esta intervención. La idea es que se llegue a la media de distribución de roscos de otros años, en torno a los diez mil. “También tenemos, en la capilla de Santa Úrsula goteras. Posiblemente requiera el cambio del tejado o una reparación de envergadura”, precisó el cura.

Ángeles Estepa, una de las responsables de la junta de gobierno de la Cofradía de La Magdalena, deja claro que, con la tradición de las rosquillas de San Blas, el barrio vive una de sus fiestas más conocidas, que hace que lleguen hasta allí vecinos de toda la ciudad. Tanto la hermandad, como la asociación de vecinos y otros ciudadanos, de forma anónima, colaboran con la parroquia para que no se pierda esta costumbre. El consumo estos productos y la festividad religiosa están también en las redes sociales, ya que, para avisar a los feligreses y el resto de jiennenses de que la parroquia de La Magdalena acoge esta actividad, la cuenta de Facebook de la iglesia creó un evento. En la información se recuerda que en tiempo de Jesús, la ley prescribía en el Levítico que toda mujer debía presentarse en el templo para purificarse a los cuarenta días que hubiese dado a luz. Si el hijo nacido era varón, debía ser circuncidado a los ocho días y la madre debería permanecer en su casa durante treinta y tres días más, purificándose a través del recogimiento y la oración.