“No” a seguir siendo “los feos”

Ni es cierto, ni incierto” —aclara el delegado de Agricultura, Juan Balbín— que la Junta de Andalucía planee desmantelar siete laboratorios de sanidad animal en el conjunto de la región, entre los que se encuentra el de Jaén. Sin embargo, con temores que dicen fundados, sus empleados se concentrarán, a las doce del mediodía, ante a las instalaciones de la Delegación, en la Avenida de Madrid, para levantar la voz contra una amenaza que —como denuncia el presidente del comité de empresa, Carlos Serrano— se cierne, una vez más, sobre “las provincias de siempre”; las que, metafóricamente, por falta de inversiones suficientes por parte de las administraciones públicas, califica de “las más feí-llas”: Jaén, Almería y Huelva.

La cuestión es que el tiempo del conformismo ha pasado. Con 12 empleados, en el Laboratorio de Producción y Sanidad Animal (LPSA) de Jaén se realizan, cada año, alrededor de 300.000 muestras a la extensa cabaña ganadera con la que cuenta la provincia. Las instalaciones, acreditadas por la Entidad Nacional de Acreditación desde enero de 2011, cuentan con aparataje e instrumental de última generación para realizar el diagnóstico de enfermedades animales presentes, pero también emergentes, como la fiebre aftosa, y transmisibles al ser humano, como la brucelosis o la tuberculosis.

Atendiendo a los planes de vigilancia epidemiológica, el LPSA es el control sanitario oficial de la cabaña ganadera de Jaén, por lo que, “dejar a la provincia sin un recurso así, sería un error”, según los empleados. Un “equívoco” que —advierten— amenazaría la calidad de analíticas que son obligadas y determinantes para las miles de cabezas de ganado vacuno, bovino, caprino y porcino que existen en la provincia. Alertan de que hay pruebas, como la de la tuberculosis, para las que no pueden excederse determinados tiempos desde la extracción de sangre a los animales hasta la analítica, porque, además, no pueden meterse en cámaras frigoríficas. En concreto, no pueden pasar más de 7 horas y dudan de que pudieran cumplirse los tiempos, si las muestras se trasladan hasta los laboratorios de Granada o Córdoba desde zonas de sierra. Estos profesionales consideran que la calidad se resentiría, habría muestras que “se echarían a perder” y manifiestan su temor a resultados que no sean fiables, apunta Maribel Casas, representante de los trabajadores. Pero, además, alertan de la saturación que provocaría en los laboratorios de la vecina Granada el cierre de los de Almería y Jaén.

Y todo esto para un ahorro que estiman insignificante. Dicen que no lo habría en alquiler o compra de edificio, porque no lo existe en la actualidad, y el edificio seguiría abierto, porque la primera planta está ocupada por la Oficina Comarcal Agraria, y tampoco lo habría en personal. La Junta de Andalucía garantiza la reubicación de los empleados en otros centros de trabajo y, en el “hipotético” caso de que se cerrara, el delegado de Agricultura habla de un compromiso para recolocarlos en el Laboratorio de Sanidad Vegetal de Geolit.

A pesar de todo, Balbín no pudo confirmar lo que todavía no es oficial, sino una sospecha. Subrayó que lo que está haciendo la Consejería es un “diagnóstico previo muy exhaustivo” de la situación en la que se encuentran los laboratorios. Ese proceso de estudio finalizó el pasado 13 marzo. Se han recibido “más de 60 aportaciones” y, de ahí, resultará un borrador para una nueva red de laboratorios. No obstante, insistió: “No hay nada seguro”. Solo indicó que, con esta medida, se persigue la rentabilidad del sistema y optimizar recursos. Pero —remachan los trabajadores—: “Modernización no es sinónimo de cierre”.