Muestra de color y psicodelia tribal

Tomás Fernández inaugura una exposición, que lleva su mismo nombre, en el bar Bomborombillos

05 abr 2018 / 11:02 H.

Un juego de colores y formas con base de acuarela y tintes de psicodelia fueron algunos de los ingredientes necesarios que para que el artista jiennense Tomás Fernández se decidiera por presentar, después de mucho tiempo y en formato físico, una colección de obras donde la originalidad impregna cada pincelada. El escenario elegido para este encuentro fue el bar Bomborombillos de Jaén, donde se inauguró esta muestra que lleva por título el nombre del pintor. Pero no será la última presentación que haga. Cada miércoles cambiará todas sus obras por otras nuevas con las mismas líneas pictóricas, de manera que mostrará tres exposiciones en una.

Así, el jiennense huye de las realidades oníricas de sus anteriores trabajos para adentrarse en un mundo en el que predomina la crítica a una sociedad que se está echando a perder, que ha olvidado su parte más humana a causa de las leyes que coartan, en ocasiones, la libertad, y da cabida a la hipocresía. “Hay tribus mucho más civilizadas que nosotros, que aman la vida por la vida”, destacó Fernández quien, ante una veintena de obras, plasmó imágenes como El día que me arrancaron el corazón, El hombre que quería ser caracol, El imperdonable pecado del conocimiento o Generación X.

“La sociedad contemporánea que nos ha tocado vivir parece ser el teatro de la pérdida absoluta de la auténtica relación entre los individuos. Esta situación lleva a algunos artistas a plantearse su trabajo como un juego literario, en el que las analogías conducen a un arte que llega hasta las últimas consecuencias”, indicó David Martínez, comisario de esta exposición, quien aseguró que Fernández utiliza la metáfora para articular una línea de pensamiento desde una posición moralista que busca la verdad en su propia realidad. “Tomás nos invita a vivir una nueva función circense, donde poder transitar y respirar aire limpio. Y todo ello aliñado con imaginación, humor, aventura, cultura, respeto, irreverencia y espíritu de contradicción”, destacó el comisario.

“Lo he visto esculpir, escribir, recitar, improvisar canciones de blues o flamenco, acompañado de una guitarra... ¡Sí! ¡Ése es Tomás! El de la improvisación. Pero también es puro nervio para la acción, templanza cuando lo necesitas. En resumidas cuentas, un cúmulo de sentimientos llevados al extremo. Es un niño encerrado en el cuerpo de un hombre que intenta que entendamos su manera de ver el mundo frente a una sociedad decadente”, indicó su Ana Fernández, la hija del artista.

Tomás Fernández se prepara, de esta manera, para iniciar una gira nacional en la que llevará sus obras por algunas provincias. Tal y como él indicó: “Lo hago ahora porque muchos me han pedido verlas en persona y no a través de las redes sociales. Creo que es el mejor momento”, concluyó.