Mudanza de aparcamientos

Cambios en el entorno por la reforma de Doctor Eduardo Arroyo

06 nov 2018 / 11:44 H.

Las obras de Doctor Eduardo Arroyo, que comenzaron a finales de julio y aún se ultiman, están, ya sí, en su fase final, tras prolongarse algo más de lo previsto. El proyecto tiene un objetivo claro, ampliar las aceras, donde lucen nuevas baldosas de granito, para que haya más espacio para el peatón. Esto se hace a costa de suprimir la zona azul de aparcamientos, que existía en el carril ascendente. La calzada continuará con dos sentidos para la marcha, tal y como estaba antes de la reforma. El proyecto, al plantearse así, requiere recuperar los aparcamientos perdidos, o minimizar el efecto de esta medida, y, de ahí, que la Concejalía de Seguridad Ciudadana, Tráfico y Transportes habilite nuevos espacios para la carga y las motocicletas en los alrededores. La primera de las decisiones fue ampliar la zona de aparcamiento en Martínez Montañés y Maestro Bartolomé, al colocarlos en hilera. En estas vías también se abrieron espacios para la carga y descarga y los conductores con movilidad reducida. Hay otras medidas, como explica el edil del área, Juan Carlos Ruiz, que consisten en mantener la zona para vehículos comerciales en Álamos y, sobre todo, el “reparto” por los alrededores de los sitios destinados a los vehículos de dos ruedas. Estos aparcamientos, aclara el edil, se reconfiguran con la creación de plazas a los dos lados de Martínez Molina, a la altura de la Escuela de Artes y Oficios José Nogué.

Para motocicletas y ciclomotores también se habilitó una zona en Arquitecto Berges, enfrente del Centro de Salud Virgen de la Capilla, y, en la calle Álamos, la idea es compatibilizar la carga y descarga con los aparcamientos de este tipo. Ello será posible si, finalmente, cuaja la idea de la Concejalía de permitir que, a partir de las seis de la tarde, una vez que deje de tener efecto el horario de carga y descarga, se puedan aparcar motocicletas y vehículos de este tipo. Otra de las acciones que lanzó el Ayuntamiento es destinar un lugar en el parking subterráneo de San Francisco para dejar allí las bicicletas.

Los cambios que afectan al tráfico van en paralelo a los trabajos que se ejecutan en Eduardo Arroyo. Ayer, una cuadrilla de operarios comenzaba el proceso de “impresión” del asfalto. Esto consiste en derretir el alquitrán, a base de calor, y dibujar la forma para que se asemeje a los adoquines. Este sistema ya fue empleado en la calle Fernando IV, sin que convenciera a muchos vecinos, y se barajó para la Carrera de Jesús, que, finalmente, fue empedrada con adoquines, al determinar la Comisión Provincial de Patrimonio que ese era el tipo de suelo adecuado para una vía que está dentro del área más protegida de la capital, por sus valores históricos y monumentales.

El concejal de Mantenimiento Urbano, Juan José Jódar, tenía previsto ofrecer una rueda de prensa para informar de las labores que se ejecutan en Doctor Eduardo Arroyo, pero, finalmente, la comparecencia fue suspendida por la lluvia. Los trabajos se ejecutan, por el momento, sin que se haya cortado la circulación, por lo que el Ayuntamiento pidió precaución a todos los que circulen por esta vía que es la principal entrada al casco histórico, sobre todo, después de que hace un año se pusiera en marcha el proceso de peatonalización de la manzana central de la capital.

Cambios en el control y gestión de los autobuses

La Concejalía de Seguridad Ciudadana, Tráfico y Transportes ultima ya el nuevo sistema informático para la gestión y el control de los autobuses urbanos en la capital, un servicio que está encomendado a la empresa Castillo. En el marco de las inversiones del Consorcio Metropolitano de Transporte, al que pertenece el Ayuntamiento, se renovarán las canceladoras y el programa por el que el Ayuntamiento accede a los datos de viajeros, con la idea de conocerlos en tiempo real. Los datos que Castillo aporta al equipo de Gobierno están en tela de juicio, desde que el PSOE y Jaén en Común consideran que es preciso una auditoría de las cuentas para conocer los motivos reales que hacen que la concesionaria reciba, anualmente, una cuantiosa subvención municipal.