Los emigrantes regresan para recibir el aplauso de su pueblo

El tradicional Homenaje al Ausente congrega a decenas de vecinos

29 jul 2016 / 12:47 H.

Mengíbar vivió en las recientes fiestas de La Malena dos importantes actos: el nombramiento de la patrona, Santa María Magdalena, como Alcaldesa Perpetua, y el del cronista oficial, Sebastián Barahona, como primer Hijo Predilecto de la Villa. Sin embargo, otra de las citas más tradicionales del programa también estuvo protagonizada por la emoción: el Homenaje al Ausente. En esta ocasión, hubo más afluencia de hijos del pueblo que regresaron a casa respecto a años venideros. Recibidos por el alcalde del municipio, Juan Bravo Sosa, y por concejales del equipo de Gobierno, los “ausentes” se hicieron presentes en un acto repleto de abrazos y de recuerdos. Bravo dio la bienvenida a los mengibareños que viven el resto del año fuera de su pueblo y que buscan hueco para acudir a este encuentro anual. Después, tomó la palabra el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, Blas Alabarce, para saludar a los invitados.

Igualmente, acudieron los reyes y damas infantiles y juveniles, y el pregonero de la feria, Andrés Olmo Torres, quien agradeció el cariño recibido en las celebraciones locales. Y, como es ya tradición, el “plato fuerte” del encuentro volvió a ser la conferencia de Sebastián Barahona Vallecillo. En su revisión anual del pasado a propósito del Homenaje al Ausente, el cronista oficial de Mengíbar y recién nombrado Hijo Predilecto de la Villa ahondó en esta ocasión sobre cómo vivió el municipio los efectos de las epidemias del cólera morbo en el siglo XIX: 1834 y 1855. “El Homenaje al Ausente es uno de los actos más bonitos que tiene la Feria de Mengíbar”, subrayó Barahona Vallecillo, quien señaló que en este año se cumplió el 55 aniversario desde que se empezó a celebrar este acto con motivo de las celebraciones patronales. Asimismo, quiso compartir su nombramiento de Hijo Predilecto “con otros hijos predilectos”: “Entre ellos, los emigrantes”, manifestó el cronista oficial, al tiempo que propuso la construcción de un monumento dedicado a los ausentes. Concluído el acto institucional, los asistentes se inmortalizaron en una fotografía en la Plaza de la Constitución y fueron a un salón para comer juntos.