Las primeras víctimas de cáncer

El proyecto Qubbet el-Hawa de la UJA halla momias con tumores de mama y mieloma

08 dic 2017 / 10:44 H.

El Proyecto Qubbet el-Hawa, de la Universidad de Jaén, ha descubierto las primeras personas que murieron por cáncer. Se certifica después de unos análsisis a unas momias que denotan que son los restos más antiguos que evidencian un cáncer de mama en una mujer y de un mieloma múltiple en un hombre. Permite confirmar el diagnóstico con precisión y verificar que estas enfermedades, los dos casos más antiguos de los conocidos hasta ahora en el mundo, ya formaban parte del transcurrir de los humanos en ese momento. Durante la campaña 2017 de excavaciones en las tumbas de los gobernadores de Elefantina, en Qubbet el Hawa (Asuán, Egipto), el grupo que dirige la Universidad de Jaén, en colaboración con la Universidad de Asuán, y con la supervisión del Ministerio de Antigüedades, llevaron a cabo un estudio mediante Tomografía Axial Computerizada (TAC) a cuatro sujetos de especial interés científico.

Se trata de dos momias completas de Baja Época con sus vendajes intactos, que conservaban sus espectaculares sudarios de cuentas de fayenza de múltiples colores, y dos momias mucho más antiguas, de finales del III milenio antes de Cristo y la segunda de comienzos del Reino Medio, en torno a 1950 antes de Cristo, con vendajes pero reducidas a osamentas.

Las imágenes se obtuvieron en el Servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Universitario de Asuán, mediante un escáner de última generación capaz de realizar 124 cortes radiográficos de manera simultánea, con una precisión muy elevada. El estudio de las momias comenzó en el mes de mayo, bajo la dirección de la Universidad de Asuán, representada por su Rector, Ahmed Ghallab, y por el vicerrector de Estudios de Postgrado, Ayman Mahmoud Othman. Además, participaron en la verificación de los datos extraídos la Facultad de Antigüedades de la Universidad de Asuán, representada por el doctor Ahmed Maamon. Este estudio se realizó en estrecha colaboración con la Universidad de Jaén, de forma eficaz y precisa. La avanzada metodología empleada no ha sido invasiva y ha permitido estudiar con detalle la totalidad de las momias, mucho mejor aún que con los métodos tradicionales que siempre conllevan una pérdida de la integridad del paquete funerario, con destrucción al menos parcial de los vendajes y de parte de la momia.

La reconstrucción mediante un software específico de la Universidad de Granada ha permitido conocer el rostro y los más pequeños detalles de las momias de Baja Época: una de un niño llamado Hor-udya, según los egiptólogos del equipo, que murió en torno a los nueve años, cuando la dentición definitiva no se había completado aún; la segunda de una joven llamada Dedusatet, que falleció alrededor de los veinticinco años.