La rebusca, a 60 céntimos el kilo

La Guardia Civil solicitará el permiso por escrito de los propietarios de las fincas que autorice a los rebuscadores

01 mar 2018 / 09:07 H.

Comienza la rebusca. La meteorología no acompaña, pero seguro que hoy decenas de jiennenses salen al campo en busca de olivos a los que todavía les quede un poco de aceituna. No es fácil, pero siempre surge la esperanza de que se puedan encontrar. El buen precio del aceite de oliva ha hecho que los agricultores, una vez más, repasen bien los árboles y cojan hasta el último kilo de aceituna. No obstante, existen algunas zonas que prácticamente no tenían, por lo que era más costoso llevar a la cuadrilla y a las máquinas que los beneficios que se podían conseguir. La sequía ha tenido, en gran parte, la culpa.

Generalmente, los que triunfan en la rebusca suelen ser jornaleros y encargados de las fincas que han trabajado en la campaña de recolección de la aceituna. Ellos saben que árboles se han cogido en la explotación olivarera y los que se han dejado, por lo que, como se suele decir, acuden a “tajo hecho”. En estos casos, estos temporeros suelen hablar con los propietarios para que los autoricen a recoger el fruto. Para los agricultores, tal vez, no era rentable, pero para una o dos personas con una vara y una espuerta y, sobre todo, sin otra cosa que hacer, tal vez sí que pueda resultar interesante. La Guardia Civil estará muy atenta a la rebusca. Por un lado, hay muchas personas que utilizan esta campaña para buscarse un dinerillo que siempre les viene bien, pero también se da el caso de agricultores que no quieren que los rebuscadores entren en sus parcelas. Consideran que pueden dañar los olivos, estropear los goteros para el riego o modificar alguna cosa de la finca. De ahí que se insista en que hay que tener permiso del dueño de la parcela para rebuscar.

El precio del aceite de oliva ha caído durante las últimas semanas, por lo que el kilo de aceituna se pagará a alrededor de 60 céntimos, lo que supone una cantidad muy parecida a la del pasado año. No obstante, esto no es un valor seguro. Hay que hallar almazaras que admitan la rebusca y ver a cuánto se paga el kilo en cada una.

La fecha se confirmó el pasado 22 de febrero en la reunión mantenida en la Subdelegación del Gobierno entre su titular, Francisca Molina, responsables de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE) y de la Inspección de Trabajo, así como representantes de las organizaciones agrarias. En ella se acordó mantener el 1 de marzo como fecha orientativa que figuraba en la circular de la Delegación del Gobierno en Andalucía de 27 de noviembre sobre ordenación de esta faena en la campaña 2017-2018 al estarse cumpliendo las previsiones sobre el desarrollo de la recolección. La circular sobre la ordenación del transporte, circulación, recepción y venta de aceituna establece que la rebusca solo se podrá efectuar en las fincas y por las personas a las que los propietarios de las mismas hayan autorizado expresamente por escrito.

En el permiso deberán figurar los datos del dueño del olivar y de la persona autorizada para la rebusca, así como el nombre y el plano Sig-Pac de la finca, firmado por el titular, que permite identificarla geográficamente. Esta documentación deberá estar a disposición de los agentes de la autoridad que la soliciten.

La última etapa de la campaña

La rebusca constituye el último eslabón de la campaña agrícola. Las grandes fábricas, prácticamente, han parado de molturar la aceituna. De ahí que las cifras que hará públicas la Agencia de Información y Control de Mercados a mediados de marzo serán prácticamente las que determinarán la campaña oleícola. Solo le quedará el último “chorreón” de aceite que se consigue en la rebusca jiennense.

Sirve para aceites de baja calidad

La aceituna de la rebusca es la última que llega a las almazaras, por lo que sirve para elaborar aceites de baja calidad que tienen que pasar por un proceso de refinado para que sean aptos para el consumo humano. No obstante, estas grasas lampantes tienen un mercado bastante interesante. El fruto llega ya bastante deteriorado después de pasar muchos días en el campo, prácticamente, olvidado por el agricultor.