La patrona reina en la sierra

La Virgen de la Cabeza se luce ante los fieles en una procesión difícil de olvidar

30 abr 2018 / 17:17 H.

Campanas al vuelo por la llegada de la romería de la Virgen de la Cabeza de Cazorla. Al aviso de los cohetes, la patrona salió de su ermita para desfilar colina abajo hasta la Parroquia de Santa María. Doce pequeñitas campanas sobre la cabeza de la Virgen se mecían al pausado son que marcaban los 34 anderos que portaron la imagen durante todo el recorrido procesional, a veces sobre sus hombros, y otras sobre sus manos, elevando a la talla de la patrona hasta el mismo cielo.

El envidiable entorno natural de Cazorla hizo que el verde manto de la Virgen de la Cabeza se camuflara entre los árboles y la piedra propios de la zona por donde discurrió una procesión la mar de emotiva. Especialmente singular fue cuando situaron a la patrona ante el pueblo, en uno de los miradores del paraje. Allí, los rayos del sol incidieron sobre su corona dorada engrandeciendo la imagen de la madre de todos los cazorleños. La Virgen descendió de su ermita y, en primer lugar, atravesó el pueblo de La Iruela, donde, al igual que en la tierra vecina de Cazorla, le guardan una devoción especial. Los ojos de los fieles se tornaron vidriosos al paso de su patrona, que rodeada de un adorno floral amarillo, recibió los elogios de los irolenses. Cuando la Virgen de la Cabeza atravesó el límite entre La Iruela y Cazorla, un grupo de mujeres la despidió con cánticos que dibujaron un escenario harto emotivo. Por su parte, los cazorleños, impacientes al otro lado, esperaban la imagen de la Virgen, a la que recibieron con los sones de la Banda Municipal de Cazorla. A lo largo de todo el recorrido, tanto vecinos como miembros de la cofradía y los propios anderos, entonaban con la voz bien alta canciones que iban dirigidas a ensalzar a la reina de los cazorleños. La llegada de la Virgen a Cazorla fue muy especial. Los miembros de la banda musical se dispusieron en dos grupos, entre los que pasó la patrona al ritmo de su himno, tocado al son de las trompetas y tambores de los músicos del municipio. Se trató de un día grande para este pueblo, que ve con un cariz de tristeza cómo, hasta el año que viene, no volverán a ver a la Virgen de la Cabeza “bajar desde las alturas” hasta la Parroquia de Santa María. Aún así, quedan aún días para el goce y disfrute de los cazorleños, visitantes y vecinos de toda la comarca, pues la talla de la patrona permanecerá en Santa María hasta principios de junio.

Será entonces cuando un grupo formado en exclusiva por anderas se encarguen de devolver la imagen de la Virgen a su hogar, en lo alto de la sierra, donde todos los fieles encuentran cobijo en la romería, en la ermita de la Virgen de la Cabeza, desde donde vela y protege a los devotos y vecinos de su pueblo, que con amor acude a su desfile anual para mostrar una devoción que no tiene igual, sobre todo entre los más pequeños, que no dudan en elogiar a su patrona con piropos a su paso, por ejemplo, por las inmediaciones de la Plaza de la Constitución.

En definitiva, es una fiesta que, a buen seguro, disfrutarán aquellas generaciones venideras que ya apuntan maneras en esto del sentir por la patrona. Por eso, Diario JAÉN apuesta por su compromiso con la provincia y obsequia a sus vecinos de Cazorla con una medalla bañada en oro de su patrona, la Virgen de la Cabeza, para que todos guarden un gran recuerdo y, cuando echen la vista atrás, se acuerden de esta romería con una gran sonrisa en los labios. Concluye así, no solo un día, sino un fin de semana completo de fiesta para cazorleños y visitantes que, en los aledaños de la ermita, comieron gachamigas y hornazos, como es habitual durante los días romeros en el corazón de la sierra.