La magia de la luz acerca a los niños a la historia íbera

Por una vez, el Museo Íbero no se llenó de luz. Al contrario, la oscuridad se adueñó de la sala didáctica del centro museístico para guiar a los más pequeños en el camino hacia el descubrimiento de la cultura íbera. Los 12 intrépidos aventureros se adentraron en el desconocido mundo del antiguo pueblo, de la mano de dos divertidos exploradores: Alfonso Ramírez, el responsable del programa educativo del recinto cultural, así como de la empresa Patrimonio y Educación, y el fotógrafo José Antonio Torres, establecido en la Avenida de Granada.

Ambos trabajan conjuntamente para hacer realidad talleres didácticos con los que los niños jiennenses, de 6 a 12 años, se divierten.

No solos ellos. También los padres que acuden al museo de la mano de sus hijos, casi tan desconocedores de los que puede suceder durante la actividad. Porque en ello reside la fantasía de la iniciativa: los menores no saben lo que ocurrirá a continuación, por lo que se sus sentidos se agudizan más que nunca para comprender a los íberos desde un original punto de vista, el fotográfico.

No se trata, por tanto, de un taller al uso, sino de un entretenido juego en el que pequeños y mayores comparten diversión, a la vez que aprenden sobre las posibilidades de la luz. La iniciativa se enmarca dentro de la doble jornada con la que el Museo Íbero conmemora el Día de Andalucía, mediante una aproximación a las leyendas, diosas, rituales y personajes de esta cultura.