“Insumisión” a la asignatura de Educación en Valores

Los padres de una niña de Primaria, de confesión evangélica, se niegan a que se “imponga” la materia a su hija

19 sep 2017 / 11:02 H.

Conminados a aceptar una educación que no querían para su hija, que cursa Primero de Primaria en el colegio General Castaños de Bailén, optaron por la “insumisión”. Es lo que hicieron unos padres, Ismael Palomares y Sara Chica, pioneros en decir que no a la asignatura de Educación en Valores que se propone como alternativa para aquellos que no quieren que su descendencia asista a clase de Religión. El problema está en que ellos sí querían que la pequeña se formara en la confesión que profesan, la Evangélica, lo que les indignó es que, a pesar de que la Lomce y la propia Constitución lo garantizan, no se les proporcionó el maestro que exigían.

El “culpable”, dejan claro, es del Ministerio de Educación, que es el que tiene que contratar a estos profesores en Infantil y Primaria, ya que, en Secundaria, la competencia ya está asumida por la Junta de Andalucía y no hay problema, aclaran. “Es paradójico que el Gobierno sea el que garantiza la educación para los cristianos, los judíos, los musulmanes y los evangélicos y que luego no facilite las clases”, razona. De ahí que, indignados, decidieran acudir a la dirección del centro, lo que motivó la intervención de la Inspección de Educación. “Hay alumnos suficientes y profesores y, si no hay voluntad de cubrir las vacantes, tampoco se nos puede obligar a aceptar la clase de Educación en Valores, porque hay cuestiones de esta asignatura con los que no estamos de acuerdo. Respetamos todo, pero no queremos que se nos impongan los valores que diga el Estado”, reflexiona la madre. De esta forma, la pareja logró que se adopte como fórmula que la niña reciba clases de refuerzo, a la espera de contar con el maestro que demandan. El padre, advierte: “Tengo otra hija, a la que le ocurrirá lo mismo dentro de dos años, y obraré igual”.

El problema de esta familia de Bailén, deja claro José Manuel Marín Rondón, responsable de Educación y Cultura del Consejo Evangélico de Andalucía, es la punta del iceberg de una cuestión más profunda. Desde 2007, cuando se firmó el decreto con el Ministerio para reconocer el derecho de recibir clases de religión evangélica, no se cubren las plazas necesarias. Ello da lugar a que, solo en Jaén, haya unos 1.400 alumnos desasistido y hagan falta unos 30 profesores. El responsable del consejo regional, por ello, aplaude el gesto de estos bailenenses que asegura, ya comienza a imitarse en provincias como Málaga y Sevilla. Este periódico trató, sin éxito, de conocer la respuesta del Ministerio de Cultura.