Estampas ancestrales que perviven en pleno siglo XXI

Pablo Espinar es el único pastor de Las Villas que mantiene la trashumancia

13 jun 2017 / 12:42 H.

Dos veces al año se disfruta en Mogón de unas vistosas estampas cada vez más difíciles de encontrar a lo largo y ancho de España. Estos últimos días de primavera, ya con temperaturas más habituales del estío, el ganado vuelve, un año más, a “casa” en busca de un clima más fresco y de los verdes pastos que, esta temporada, desgraciadamente son escasos debida a las escasas precipitaciones de los últimos meses. En la actualidad, en la Sierra de las Villas, el corazón más inexplorado y virgen del gran Parque Natural, Pablo Espinar es el único pastor el que realiza este trasiego: en otoño marcha con sus ovejas a Sierra Morena y, en primavera, vuelve a su Sierra de Las Villas.

Estos trayectos, como reconoce el pastor, cada vez son más dificultosos debido a las apropiaciones indebidas de la Cañada Real, que, cada día, es más estrecha. Por este motivo, mover a miles de reses de ganado durante varios días resulta complicado, a lo que hay que sumar también las inclemencias meteorológicas de cada estación. En estos días, las altas temperaturas hacen el camino más duro de lo que esperaban estos pastores. Además, se suma la falta de nuevas generaciones de ganaderos que se quieran dedicar a este sufrido y ancestral oficio.

Pero, a los ya pocos que realizan esta actividad, se les reconoce felices al continuar con esta costumbre, un trabajo en el que se suma toda la familia para colaborando en las distintas labores logísticas. De hecho, los niños se divierten a la vez que aprenden el oficio. “Este año llevamos unos días muy malos debido al excesivo calor y, al igual que nosotros, el ganado sufre mucho. Tenemos que hacer las paradas más largas para evitar las horas centrales del día”, destaca uno de los pastores, Bruno Chacón, a su paso por Mogón.

En Mogón, cuando los cencerros avisan de la llegada de “el paso”, como se le conoce allí, los vecinos se asoman a sus puertas para ver cómo las ovejas atraviesan el corazón del pueblo y disfrutar de esta bonita tradición que pastores como Pablo Espinar mantienen.