Esencia de la Sierra y de las costumbres populares

La tradición taurina toma protagonismo estos días en las fiestas patronales con los grandes encierros de vaquillas

14 ago 2018 / 13:35 H.

Está Siles a rebosar de visitantes, no ya solo los serranos de otros pueblos que se acercan a disfrutar de unas fiestas de postín, sino de aquellos emigrantes sileños que un día tuvieron que marchar a buscarse el pan con la emigración y cada San Roque, vuelven para estar con sus raíces y para disfrutar con sus familias y con sus amigos. Hasta el próximo jueves hay fiestas patronales en Siles y ayer lunes se vivió el primer encierro, festejo popular por antonomasia de las celebraciones, esencia pura de la Sierra de Segura y de sus costumbres populares. Había expectación porque siempre la hay, también porque el inicio siempre se coge con más gana, de igual forma que para hoy martes, con la presencia de dos novillos, la expectación y el valor también estarán asegurados. Desde primera hora, la gente se va concentrando en el itinerario de entrada al pueblo, debidamente preparado con vallas para escaparse de cualquier embestida si a algún mozo le faltan pulmones y son más fuertes corriendo las vaquillas y los mansos. Desde las nueve de la mañana, despierta a los vecinos, con una especial diana matinal, la charanga “El Bombazo” y se instala para amenizar el encierro en la parte alta de la plaza, al cobijo de la sombra de los pinos que rodean el coso. La entrada a la plaza es un estruendo de jóvenes delante de las reses bravas, a primera hora de la mañana, y la plaza se llena del todo cuando sale la primer vaquilla. De las calles viendo pasar a los cabestros y la vaquillas a la plaza corriendo para no perderse un detalle. Son más de dos horas donde todo sucede según la costumbre, se suelta la vaquilla y los jóvenes, agrupados en peñas y con camisetas que los identifican se lanzan al ruedo apara retar a la vaquilla y sacarles un quite que será aplaudido con más júbilo o menos júbilo por los espectadores, a tenor de la valentía demostrada. Es el uuuy, porque los cuernos de la vaquilla pasen casi rozando la espalda del mozo, el que más aplausos saca del respetable cada mañana. Así, res tras res, que el director de lidia introduce en toriles cuando cree que ya le han sido sacados todos los pases al astado. Encierro que, por lo demás transcurrió con normalidad y no habo que lamentar ninguna incidencia, salvo que dos jóvenes que se vieron apurados en la carreras con las vaquillas se tuvieron que lanzar a la piscina-bidón del centro de la plaza llena de agua, un chapuzón con el que además se refrescaron, que el sol calentaba de justicia aún siendo primera hora de la mañana.