Encuentros llenos de solidaridad

Edad Dorada-Mensajeros de la Paz organiza una gala en favor de jóvenes de Lima

09 jun 2019 / 12:38 H.

Hay noches que son únicas e irrepetibles por mucho que, a lo largo de los años, vuelvan a tener lugar. Una de ellas fue la celebración de la Cena-Gala Solidaria de Mensajeros de la Paz. Por noveno año consecutivo, uno de los salones de la Institución Ferial de Jaén fue testigo de la solidaridad, del amor, de la unión que muchas personas hicieron a lo largo del acto para demostrar la importancia de esta asociación y de sus colaboradores para mejorar la vida de muchas personas.

Una gran cantidad de personas solidarias se agolpaba en la entrada de la recepción durante los primeros minutos previos a la cena. A lo largo de esos instantes las muestras de cariño, los abrazos y los reencuentros eran una máxima de la jornada. No era para menos, porque como destacaron al comenzar la gala, siempre se reúnen con un motivo solidario y ya son caras no solo conocidas, sino que se han convertido en verdaderos amigos.

Gran parte del público fue pasando por un photocall para dejar para el recuerdo esa noche llena de muestras de amor y solidaridad. La maestra de ceremonias, Irma Soriano, estuvo en todo momento pendiente de los invitados, atendiéndolos y haciéndose fotografías con ellos para hacer que el comienzo de la velada fuese lo más agradable posible para todos ellos. La imagen dejaba claro que tras nueve años el vínculo y los lazos formados entre todas esas personas que se daban cita una vez al año por una buena causa era cada vez más grande y fuerte.

Incluso las nuevas caras recibieron una bienvenida espléndida. Fue el caso de la periodista Cristina Villanueva, quien fue la invitada de honor a la recepción y fue aplaudida tanto por la presentadora de la gala, Irma Soriano, como por Julio Millán, presidente de Edad Dorada-Mensajeros de la Paz, quien afirmó que su personalidad y figura le “había enamorado y robado el corazón tras conocerla”. La periodista se mostró emocionada con esas muestras de cariño en una provincia que forma parte vital de ella gracias a sus raíces familiares y donde aseguró que es su lugar de “renacimiento”, porque aunque ella nació en Barcelona, su padre es de Huelma y su madre de Cambil. De hecho, recibió con sorpresa un regalo, una paloma de la paz con la que Millán aseguraba que esperaba que la periodista se sintiera parte de Mensajeros.

No fue la única persona emocionada. Julio Millán agradeció la asistencia tras tanto tiempo e, incluso, reconoció que le daba miedo cansar a las personas y hacer que cada año fueran hasta allí. “Os siento tan cerca que esto es un motivo de encuentro. Una forma de vernos, agradecernos, expresarnos y sentiros. Sois familia de Mensajeros de la Paz y a mi personalmente me llena el alma y el corazón”, reconoció Millán.

Son muchos los proyectos de cooperación que trabaja la organización, pero este año la cena fue para el barrio del Morro Solar en Lima, donde tienen un centro de día para niños pobres a los que pueden ayudar. Sin embargo, desde Mensajeros de la Paz creyeron que mejor que contarlo era mostrarlo. En un pequeño vídeo pudieron verse momentos de estos jóvenes que viven en Lima en condiciones de pobreza pero que, gracias a la organización, esperan contar con un futuro mejor con el centro de día que han construido allí. Fue la manera de que los asistentes pudieran acercarse a esta realidad y conocer de una manera más cercana y amable algunos de los trabajos que llevan a cabo en estos momentos.

Sin embargo, no todo fue alegría dentro de la cena. Irma Soriano quiso recordar la figura de Chico Ibáñez Serrador tras su reciente fallecimiento y tanto ella como Julio Millán excusaron al padre Ángel, quien no pudo asistir a la gala por mucho que quería. Ambos recordaron que su labor y trabajo es siempre incansable y que cada vez que puede va hasta Jaén y que la cena era muy importante para él, pero que las circunstancias habían impedido que estuviese allí, al menos de manera física, porque quiso formar parte del acto con un vídeo para tener unas pequeñas palabras para con el público que se acercó hasta la cena solidaria. A pesar de que no pudo ir, el resto de asistentes volvieron a vivir un encuentro con la solidaridad y el amor por causas que ayudan a los demás.