El Real Jaén deja pasajes de buen fútbol en casa

Los jiennenses vencen al Torremolinos con goles de Nando Copete y Víctor Armero en el segundo periodo

18 sep 2017 / 11:18 H.

Deliberan algunos seguidores del Real Jaén, aficionados a sofismas, acertijos e incógnitas, sobre si puede aplicarse al actual equipo lo que los filósofos llaman “la paradoja de Teseo”. Y no solo no es una cuestión baladí sino que encierra una pregunta cuyo alcance tiene mucho jugo. ¿Hasta qué punto puede uno asegurar que este Real Jaén, aprovechando el recuerdo que de su vieja historia se hizo en Antequera, es el mismo que estuvo en Primera?

Surge este recuerdo y esta referencia analizando el tono medio que se dio en el partido ante el Toremolinos. El equipo ofreció grandeza, calma y serenidad, actitudes propias de quien se mueve en las alturas de la competición. Por esta vez su singladura en el campo ha estado adornada de buen juego y de dominio elegante. A los malagueños hay que alabarles su afán de buen orden futbolero: nunca han dado lo que los chavales llaman un “voleón” y siempre salieron de la defensa jugando. Muy bien, con categoría, pero, como al otro lado estaba un equipo con solvencia y altura de miras, poco pudieron hacer de eficacia. Aunque contribuyeron a la belleza del partido con buenas artes y empeño.

El primer tiempo transcurrió, como diría el castizo flamenco, con temple, con un sabor de dominio insistente y firme, moviéndose casi todo el tiempo en el campo visitante. Mientras conseguía algunas ocasiones de gol de las de padre y muy señor mío. Lo malo, como comentaba Luis Casanova, solvente experto de siempre, es que estaba jugando muy bien pero le faltaba empuje, algo de poder para alcanzar el gol. Fue necesario e imprescindible para los seguidores de casa tomar un trago de cincuenta minutos de santa paciencia.

Pero llegó el segundo tiempo y, aunque el gol relajó el ambiente, el recorrido del juego siguió más o menos con los mismos parámetros. No hizo falta cambiar de paradigma y las fuerzas en lid mantuvieron los mismos índices de valía. Quizá deben destacarse algunas buenas ocasiones, que quedaron en tentativa, y un intento de empuje algo mayor por parte del visitante. Pero todo siguió igual: calma y de nuevo el temple.

La citada “paradoja de Teseo” no podía tener mayor presencia, como paradoja en sí y como puerta que se abre y genera alguna ilusión. La paradoja, llamada de reemplazo, se plantea cuando a un objeto se le reemplazan todas sus partes y sigue siendo el mismo. El gran pensador clásico Plutarco recoge la pregunta referida al barco de Teseo, de donde viene el nombre: el barco en el que regresó, después de liberar a su pueblo del débito de las doce doncellas, se convirtió en símbolo sagrado, de manera que, según se iban deteriorando sus tablas, eran sustituidas por otras nuevas. Cuando el cambio se completó, surgió el problema mítico y religioso: ¿es este en verdad el mismo barco de la heroicidad? Menudo problema litúrgico, místico y cultural. ¿Hay que seguir considerándolo divino?, se decían.

Del Real Jaén de Primera todo ha sido sustituido pero, en partidos como este, (“tarde tranquila casi, / con placidez de alma”, dice el poeta) se espera el camino y la liturgia necesaria para volver a recorrer lo que fue y ya no haya que plantearse sustituir de nuevo.