El Museo Íbero vive la gran noche de las teclas

La malagueña Paula Coronas interpreta un recital de piano ante los jiennenses

03 nov 2018 / 16:38 H.

Entre bemoles y sostenidos, blancas y negras, y un juego compositivo de diferentes sintonías, las teclas de un piano se escucharon, por primera vez, entre las paredes del Museo Íbero, que acogió el recital pianístico II Ciclo de Miradas al Sur, interpretado por Paula Coronas e impulsado por la Fundación Unicaja. La elegancia se conjugó con la armonía sonora para regalar a los espectadores un concierto tan especial como esperado.

Para la ocasión, Coronas seleccionó un repertorio dividido en dos partes. La primera de ellas fue titulada por la pianista Grandes poetas del piano. En ella, rindió un homenaje al compositor polaco Frédéric Chopin, del cual interpretó Nocturno Póstumo en Do Menor, Valses Op. 64 y Fantasía Impronptu op. 66. De esa manera, la artista se convirtió, como bien destacó ella, en un “instrumento” a través del cual transmitir los mensajes del músico del siglo XIX mediante su dominio de las teclas.

La cita continuó al ritmo que aumentaba la complejidad de las canciones que decenas de jiennenses tuvieron la oportunidad de disfrutar. En este caso, llegó el turno de Aleksandr Scriabin, un pianista ruso considerado uno de los mayores exponentes del postromanticismo y el atonalismo libre. Del autor sonó Nocturno para la mano izquierda Op. 9 —tema que solo contó con el uso de la articulación zurda— y Vers la flamme, poema Op. 76, con el que Coronas demostró su pasión y vocación por el piano, el mismo por el que sus manos no dejaron de pasear al compás de los clásicos internacionales más conocidos. Justo en el ecuador del recital, la intérprete sorprendió con una sorprendente adaptación de Preludio n.12.2 Cuaderno Fuegos Artificiales, una obra de Claude Debussy que le hizo merecedora de un gran aplauso.

La segunda mitad de este repertorio llevó por título Un paseo por la música española. En ella, Coronas se centró en pianistas de ámbito nacional pero de calado mundial, como fue el caso de Isaac Albéniz, de quien tocó En la Alhambra (Recuerdo de Viaje) y Suite Española (selección), Sevilla, Asturias y Aragón. La alegoría musical se forjó con Danza de la gitana, ballet sonatina, de Ernesto Halffter, quien fue considerado el único discípulo de Manuel de Falla. Valses poéticos, de Enrique Granados, anunció el fin de esta cita con el virtuosismo de Coronas, que quedó más que de manifiesto con Grans vals brillante, de Eduardo Ocón, la pieza que puso el broche de oro a su encuentro con los jiennenses.

De esta manera, el recuerdo de los pianistas más conocidos en el mundo de la música volvió a la vida gracias al talento de Coronas, quien supo transmitir emoción, delicadeza y mucha profesionalidad en una cuidada puesta en escena y una presencia que llenó todo el escenario, y es que la intérprete estaba deseando estar ante el público de la capital, quien la arropó con elogios y congratulaciones al terminar una más que brillante actuación musical. De esta manera, la malagueña se despidió de una tierra que, profesionalmente, la ha visto crecer, pues su paso por la capital destaca en incontables citas pianísticas realizadas en espacios tan emblemáticos como la Real Sociedad Económica de Amigos del País, donde la intérprete realizó muchas colaboraciones. Este, por ejemplo, es uno de los lugares favoritos de Coronas, pues representa, para ella, un verdadero honor. Con Jaén en el corazón, la pianista no dijo “adiós”, sino “hasta pronto”, pues espera regresar a esta tierra.