El Lagarto ha muerto, ¡viva Jaén!

Los niños del Jardín de los Sueños descubren el relato del legendario reptil

24 jul 2017 / 11:59 H.

Hace mucho tiempo sucedió un hecho digno de ser contado, que tuvo aterrorizada a la gente de esta ciudad, un acontecimiento que no debe ser olvidado”. El narrador de Vientos del Tiempo empezó el relato y más de cincuenta pares de ojos se quedaron embelesados con su voz. La Leyenda del Lagarto de Jaén cobró vida en el Jardín de los Sueños, donde, fiel a su nombre, llenó de imágenes oníricas las aventureras mentes de los niños de la Asociación ALES, pequeños ingresados en el Hospital Materno-Infantil. Pegados a sus asientos y sin apenas moverse, el cuento más antiguo y representativo de la capital tomó forma para que el relato no desaparezca y “que recuerden lo que sufrieron los habitantes del Santo Reino”.

Al ritmo de “madre, yo tengo un novio aceitunero”, un grupo de mujeres limpiaba las prendas y compartía cotilleos en el raudal de la Magdalena. Los rumores de un lagarto “enorme” se oían cada vez con más asiduidad y el miedo se adentró en las casas de los ciudadanos. “¡Dos ovejas se ha llevado! ¡Dos!”, se quejó un pastor, que con un montón de animales hizo las delicias de los más pequeños de la primera fila, hacia los que dirigieron su “descontrolado” redil. “Cuanto más y más comía, más grande se hacía y la preocupación fue en aumento. Lo peor fue la desaparición de las mozas, y los niños ya no jugaban en las calles. ¡Qué miedo! ¡Qué horror! ¡El lagarto! ¡El lagarto!”. La tensión creció en el ambiente y los espectadores, grandes y pequeños, palparon el nerviosismo ante la inminente decisión. “Saquemos a un preso y que entregue su vida para liberar a Jaén”. Con astucia y fuerza, el salvador de la ciudad se enfrentó al reptil. Primero sonó el rugido y después, los niños vieron a la criatura de piel verde esmeralda. El público se removió, inquieto en sus asientos. Unos chillaron, otros pedían los brazos de sus padres y los que más, reían. Tras una cruenta batalla ocurrió el milagro y, tras atraer al lagarto con pan y hacerle tragar un cordero relleno de pólvora, “sonó una explosión que retumbó en toda la ciudad”. Los vecinos alzaron en volandas a su héroe, los asistentes aplaudieron y vitorearon al salvador del Santo Reino. Durante un rato, las vías, los médicos y las enfermedades estaban lejos, solo importaba la reciente victoria del salvador inesperado. Al terminar, “todos celebraron con algarabía el final del Lagarto de la Magdalena”, un cuento o una leyenda, historia viva que perdura y se eterniza. Y que desde ayer forma parte de la memoria de estos pequeños niños y niñas gracias a la maestría de Vientos del Tiempo.