Compañeros y rivales políticos lloran a un hombre honesto, un poeta y un profesor

23 feb 2018 / 11:25 H.

Manuel José, el segundo de sus tres hijos pidió disculpas por no tener la oratoria del hombre que le dio el apellido. Tomó la palabra y confesó que guiado por el ejemplo de padre, Manuel Anguita Peragón, la vida le llevó a ser maestro y director de un centro educativo. Le tocó dirigirse a los amigos que fueron a despedir a su referente vital, al marido de su madre, Pepa Puerta; al abuelo al que lloraban cuatro desconsolados nietos; al ser humano que tuvo una intensa vida pública, sin dejar de lado a su familia y que, además, se dedicó a crear poesía y sacudir, en el mejor de los sentidos, una institución clave, como la Universidad de Jaén. Eso, por glosar algo de su existencia. Su despedida fue en el tanatorio del Polígono de Los Olivares, pero en el Mercado de San Francisco, la plaza que estaba a escasa distancia del primer lugar donde pudo ejercer la política libremente, su fallecimiento era también comentado y sentido. “Se ha muerto Manolo”, decía un hombre que no sale en los periódicos y la que lo escuchaba ya sabía que era Anguita Peragón, primer teniente de alcalde del Ayuntamiento que inauguró las corporaciones democráticas en Jaén.

Su hermano José Andrés, dinamizador y hombre importante de la vida de su ciudad adoptiva, Andújar, donde se asentó hace 40 años, de riguroso luto iba y venía por el velatorio. “Yo no puedo hablar, que soy su hermano”, explicaba, mientras daba la bienvenida a la legión de caras conocidas de la provincia que fue a desear a Manuel que la tierra le sea leve. El sepelio recordó al de otro Anguita Peragón, Miguel, añorado alcalde de Torredonjimeno. Los dolientes llenaron el libro de condolencias y comentaron ejemplos que dio en vida Manuel, como cuando se puso una chaquetilla, como las de los trabajadores de Santana, en plena lucha de estos obreros del metal, o que escribía sus iniciativas parlamentarias de puño y letra y eso que eran muchísimas, quizás, se afirmó, más que ningún otro cargo electo de la provincia.

Manolo fue un importante luchador por la libertad y la democracia. En su dilatada y densa trayectoria siempre destacaba por contar con una cabeza privilegiada y ser una persona muy comprometida con su tierra”.

Con el fallecimiento de Manuel Anguita la provincia de Jaén pierde a una persona comprometida con su tierra, con la libertad y la democracia, un luchador nato en la construcción de un espacio de convivencia que hoy compartimos y podemos disfrutar todos. Representa, sin duda, a una generación marcada por la entrega y el entusiasmo en una pelea constante por la conquista, defensa y avance de las libertades públicas, una ardua labor desarrollada en unos tiempos muy difíciles en los que dedicó los mejores años de su vida a su profunda vocación política, que desempeñó siempre desde sus irrenunciables convicciones ideológicas. Con él se va un batallador de Jaén incansable por ese legado de libertad y democracia que construimos entre todos”.

Quería un montón a la Universidad de Jaén, una institución con la que estaba muy comprometido con la institución, en su calidad de secretario del Consejo Social. Mi relación personal con él fue siempre muy entrañable, era una persona sencilla, afable, siempre que he hablado con él ha sido en positivo y la verdad es que es una pena que se haya ido”.

Sin duda alguna fue un referente para los comunistas, en una época dura, en la que el franquismo todavía estaba muy vivo. Junto a otros compañeros, compañeras y camaradas, como Paco Pérez, como Felipe Alcaraz, Concha Caballero, Marcelo Cuevas y Juan Antonio Sáez Mata, entre otros, sacó un partido adelante en una circunstancias muy complicadas, por la fuerza que todavía tenían las fuerzas represivas y la debilidad económica de la provincia. Se va una de las personas más dignas de la provincia”.

Para la gente de mi generación es un maestro. Lo conocí en los años 70, en la clandestinidad y, entre otras cosas, preparó la llegada de Ignacio Gallego. Nos enseñó los entresijos de la política, como hombre honesto que fue y de los que más iniciativas llevó al Parlamento andaluz a favor de la provincia. Fue un animal político con toda regla, con una gran capacidad de trabajo, porque, casi el mismo día que defendía una iniciativa en la Cámara, era capaz de ir al pueblo que le afectaba para explicarla en asamblea, un gran secretario provincial y el primer coordinador de IU”.

Un referente de la izquierda política, social y cultural de Jaén. Jugó un papel destacadísimo en los años de la transición y militó en el Partido Comunista cuando todavía era ilegal, por lo tanto, era una persona con unos firmes principios y compromisos. Realizó un trabajo extraordinario, tanto en el Ayuntamiento de Jaén como en el Parlamento andaluz, donde llevó los principales problemas y carencias de la provincia, fue su voz rebelde durante doce años en la Cámara regional”.

Trabajamos juntos muchos años en el Partido Comunista e IU y tuvimos una gran amistad, hasta el final de su vida. Destacaría una cosa fundamental, fue rompedor en la sociedad triste y oscura del final de la dictadura. Lo mismo que generaba gran amor y pasión para mucha gente, la derecha recalcitrante de esta provincia nunca le perdonó que militara en la izquierda y que trabajara por los obreros y la democracia”.

Se pierde una vida, pero se guarda una labor hecha. Como concejal del primer Ayuntamiento democrático, formó parte de un equipo plural, en el que, al margen de que la elección del alcalde fuera apoyada por los concejales del PCE, el PSA y el PSOE, todos trabajamos juntos, incluidos los de la UCD y Alianza Popular. Algunos lo hicieron con especial intensidad y, entre esa media docena de personas, uno, de los muy importantes, fue Manolo”.

Cuando hacía información en la radio, en los años 70 del siglo pasado, le daba espacio, a pesar de que no estábamos en democracia y también estuvimos juntos en el Consejo Social de la UJA. Creo que no se puede comprender la transición en la provincia sin hablar de Manuel Anguita Peragón, hombre honesto, de convicciones profundas, trabajador, leal a su tierra, comprometido y que dejó huella en el Ayuntamiento y el Parlamento andaluz y un referente como poeta, no suficientemente valorado. Se nos ha ido una persona cabal, que quiso siempre ser útil a su tierra”.

Fueron muchos años de lucha conjunta en el PCE e IU y después de abandonar la militancia activa, tuve una gran amistad con él. Fue un buen político, entregado a todas las luchas, creo que es una persona imprescindible en la historia reciente de Jaén. Es irrepetible, entero en sus ideas”.

Ha sido valiente, generoso y rompedor, siempre estuvo en vanguardia, buscó ser solidario y valiente, capaz de lograr, en momentos muy complicados, imponerse a la irracionalidad. Recuerdo que en un colegio, los padres impedían que sus hijos entraran porque habían ingresado unos árabes. Recuerdo que se fue a protegerlos, fue durante su época de diputado”.

Solo puedo decir cosas buenas de él. Siempre que coincidíamos, nos deshacíamos en elogios mutuos. Me decía siempre que era su alcalde y nos hemos tenido un gran afecto y respeto. Como político le reconozco su gran lucha, coherente con su ideología”.

Fue uno de los grandes poetas de la década de los 70, los 80 y los 90 del siglo pasado, aunque es cierto que el gran público conoció más su faceta política, por ser parlamentario andaluz y concejal. Es un gran poeta social, un digno heredero de Celaya y Blas de Otero y quizás no fue valorada con justicia esta vertiente. Era una persona maravillosa. Quiero hablar de él en esta faceta, porque se que otros lo harán, sobre todo, sobre su gran labor política”.