Cortejo fúnebre de la reina Isabel

Primer panegírico a la soberana cuyo cadáver se veló en 1504 en Mengíbar

19 nov 2017 / 11:48 H.

Una tormenta fue la única culpable de que el municipio Mengíbar se uniese a la historia de la reina Isabel I, la Católica, más concretamente a su cadáver, ya que en 1504, cuando el cortejo fúnebre de la soberana se dirigía a Granada, las inclemencias del tiempo forzaron a que sus restos cruzasen el río Guadalquivir al paso por la entonces aldea de Jaén y se velasen en el templo parroquial de San Pedro Apóstol.

Ayer, de nuevo, se recreó la historia desde el “paso de la barca”, y el féretro (simulado) de la todopoderosa esposa de Fernando de Aragón deambuló por las calles de la ciudad de la Torre acompañado de un séquito que lo arroparon hasta la iglesia en pleno centro del pueblo. Y, todo, en un ambiente medieval y en el marco del Noviembre Cultural, el mes íntegro de actividades culturales impulsado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento mengibareño.

Como novedad, la recreación del desfile tuvo una singular antesala: el ofrecimiento de un panegírico en honor de la reina Isabel. La lectura corrió a cargo de miembros del Club de Lectura Amantes de Letras y se realizó en el entorno de la ribera del Guadalquivir, que debió acoger el cortejo regio. Se conjugaron música ambiental con textos antiguos inspirados en la monarca, un acto que sirvió de prólogo al tránsito desde el río hasta el casco urbano.

Otro cambio respecto a las dos ediciones anteriores es que a la comitiva encabezada por integrantes de la Asociación El Paso de la Reina se le sumaron vecinos que cerraron el cortejo. Todos los asistentes se ambientaron en la época medieval con trajes de diferentes estamentos, y el camino hasta la iglesia estuvo predominado por la iluminación de decenas y decenas de antorchas. El centro del pueblo, ambientado en la Edad Media, recibió la recreación del cortejo fúnebre ante la atenta mirada de cientos de mengibareños y visitantes, que revivieron lo que debió ser un acontecimiento en el siglo XVI. Al llegar a San Pedro Apóstol, concluyó la procesión y la jornada continuó con la cena y la barra renacentista en la plaza próxima al templo, donde también se celebraron diversas actuaciones, y un mercadillo de tintes históricos.