“Con él siempre tuve miedo”

El acusado de violar a su mujer y a sus hijas alega que todo es “una mentira”

18 ene 2018 / 09:31 H.

Francisco M. M. se dejó caer en el banquillo de los acusados de la Audiencia. Es como si se hubiera quitado un peso de encima. Ya sentado, resopló en señal de alivio y se acomodó, cruzando las piernas y apoyando las manos sobre su regazo. Prácticamente, no varió esa posición durante las más de cinco horas que duró el juicio celebrado contra él. Este vecino de Valdepeñas apenas movió ni un músculo cuando escuchó a la que fue su exesposa durante 13 años relatar un calvario de malos tratos y agresiones sexuales que comenzó “en la misma noche de bodas”. Demostró la misma frialdad cuando su hijastra, que hoy tiene 20 años, contó al tribunal que su padrastro la violó en diversas ocasiones cuando apenas era una niña. Y tampoco varió mucho esa compostura cuando su hija natural tuvo que explicar que también abusó de ella. “Todo lo que dicen es una mentira”, insistió Francisco, una y otra vez, durante el interrogatorio al que fue sometido.

Francisco M. M. negó todos y cada uno de los doce cargos que le imputan las acusaciones y por los que piden más de 35 años de cárcel para el procesado. “Mi exmujer me la tiene sentenciada y jurada. Va a por mí”, se defendió con vehemencia. El hombre reconoció que la relación con la que fue su esposa no fue buena. “Había insultos mutuos”, dijo. También admitió que, en alguna ocasión, llegó a “dar un azote” a su hija cuando su portaba mal. No pasó de ahí. Francisco rechazó haber maltratado a la mujer ni haberla forzado a mantener relaciones sexuales. Y también negó haber abusado de sus hijas. “Todo es una mentira. La madre les ha metido eso en la cabeza”, concluyó.

Seguidamente, el tribunal llamó a declarar a la mujer. Empezó firme, relatando que ya fue maltratada por Francisco en la misma noche de bodas. Con cierta entereza describió una convivencia llena de insultos, amenazas y golpes. También explicó que accedió “muchas veces” a tener sexo con él para que no “violara o hiciera daño” a sus hijas. A partir de ahí, la mujer se derrumbó. Comenzó a llorar y los temblores se apoderaron de su cuerpo. Apenas podía articular palabra. Pidió agua, hizo un alto y siguió relatando un episodio desgarrador: La supuesta agresión sexual a su hija mayor cuando apenas tenía 9 años. “No lo olvidaré jamás”, explicó entre lágrimas. Según su versión, ocurrió el 1 de enero de 2006: “Subí a la planta de arriba de la casa y entré a mi habitación. Allí estaban él —en referencia a Francisco—, con los pantalones bajados, y mi niña, completamente desnuda”. Entonces, no denunció los hechos: “Con él siempre tuve miedo. Estaba sola y él me amenazaba con quitarse la vida si iba a la Guardia Civil. Me tenía controlada y vigilada en todo lo que hacía”, se justificó.

En abril de 2015, la mujer se atrevió a dar el paso y Francisco M. M. fue detenido. Ante el juez instructor, sí que reconoció el episodio ocurrido el primer día del año 2006, cuando su esposa lo sorprendió desnudo con su hija. Ayer, se desdijo. La fiscal Gracia Rodríguez Velasco lo acorraló con esta cuestión: “Se me ordenó que me acusara”, dijo el procesado para tratar de salir de una situación más que comprometida.

Al filo de las cuatro de la tarde, la presidenta del tribunal, Esperanza Pérez Espino, dejó el juicio visto para sentencia. Francisco M. M. aprovechó el derecho que tiene a la última palabra para defender, una vez más, su inocencia.

Petición de más de 35 años de cárcel

Francisco M. M. está acusado de una docena de delitos, por los que el Ministerio Público solicitó más de 35 años de cárcel y otros 41 de alejamiento. La fiscal solo hizo un cambio con respecto a su escrito provisional de acusación: retiró el cargo de abusos sexuales cometido sobre la hijastra para integrarlo como delito continuado de agresión sexual. Es una modificación que supone un endurecimiento de la solicitud de penas.

Análisis de los informes forenses

En este juicio tendrán una importancia capital los dos informes psicológicos realizados por los equipos del Instituto de Medicina Legal de Jaén. Lo llamativo de este caso es que no llegan a la misma conclusión e, incluso, en algunas cuestiones llegan a ser contradictorios. Unos expertos dan credibilidad a parte del testimonio de las supuestas víctimas, mientras que otros especialistas ponen en entredicho esas versiones.

Las hijas declararon a puerta cerrada y por videoconferencia
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El tribunal ordenó que las declaraciones de la hijastra y de la hija de Francisco M. M. se realizaran a puerta cerrada y a través de videoconferencia para su protección. La mayor, que hoy tiene 20 años, fue muy contundente al mantener los cargos contra su padrastro, según confirman varias fuentes que estuvieron presentes en el interrogatorio. La pequeña, que cuenta con 12 años en la actualidad, incurrió en más contradicciones. Una circunstancia que las acusaciones achacaron a la corta edad de la niña cuando sufrió los supuestos abusos de su padre. De hecho, su madre decidió en abril de 2015 denunciar a Francisco M. M. tras trece años de silencio y convivencia tormentosa. ¿Por qué dio el paso entonces? Precisamente, porque su hija pequeña le confesó que su padre también estaba abusando de ella. Lo hizo a través de un dibujo, que está aportado en la causa.

En el juicio, también declaró la orientadora del centro escolar en el que estudiaba la hija mayor y a la que confesó que había sido víctima de abusos sexuales por parte de su padrastro. También le pidió ayuda para que no le ocurriera lo mismo a su hermana mayor. La orientadora señaló que se trata de una joven “brillante” en los estudios, “muy responsable” y a la que creyó “desde el primer momento”. El colegio activo el protocolo para estos casos, aunque a la misma par, la madre ya había acudido a la Guardia Civil para presentar la denuncia contra Francisco M. M.