Compromiso patente con España y sus mejores valores

Un grupo de 497 andaluces, en la primera jura específica de civiles en la Academia de Baeza

15 abr 2018 / 10:50 H.

Los acontecimientos ocurridos en Cataluña espolean el patriotismo. Casi quinientos ciudadanos de toda la comunidad autónoma andaluza y con muy diferentes edades protagonizaron un solemne acto de jura o promesa de lealtad hacia España, Su Majestad el Rey y la Constitución en la Academia de la Guardia Civil en Baeza. Se trataba de la primera ocasión en la que había un acto específico de este tipo, ya que, hasta el momento, el compromiso hacia la bandera se producía en la misma ceremonia anual en la que lo hacían los alumnos del centro formativo jiennense.

El acto fue organizado por la Jefatura de Zona de la Guardia Civil de Sevilla. Entre quienes besaron la enseña nacional había tanto personas anónima como nombres conocidos. En este último caso, destacó la presencia de componentes de la carrera judicial; el expresidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía, Santiago Herrero, y los respectivos subdelegados del Gobierno de Huelva, Asunción Grávalos, y Almería, Andrés Miguel García Lorca.

Quienes manifestaron su amor hacia los valores recogidos en la Constitución de 1978 estuvieron arropados por el propio centro académico de la Benemérita, encabezado por su director, Juan Miguel Jiménez. Entre otras personalidades, estuvo presente el director general del Cuerpo, José Manuel Holgado, quien presidió la ceremonia, así como el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, y representantes de la sociedad de la comarca de la Loma y la provincia de Jaén. En el plano político destacaron la subdelegada del Gobierno, Francisca Molina; la vicepresidenta primavera de la Diputación, Pilar Parra; el titular de Servicios Municipales en la administración provincial y concejal baezano de Turismo, Bartolomé Cruz, así como su paisano, el senador por el Partido Popular Gabino Puche.

Los alumnos de la Academia de Guardias y Suboficiales, perfectamente formados en el patio, dieron vida y color a la convocatoria, que, concluyó con un homenaje a los integrantes del Instituto Armado caídos en acto de servicio. Los 497 ciudadanos participantes en la ceremonia desfilaron ante alguna de las dos banderas colocadas en el espacio al aire libre y las besaron como muestra de adhesión. La jornada se caracterizó por los cielos pocos nubosos y las temperaturas agradables, lo que permitió al público seguir con comodidad la convocatoria. Entre las personas que ocupaban las sillas se encontraban familiares de los jurandos, incluidos algunos menores, así veteranos del Ejército y policías nacionales.

Los protagonistas de la propuesta hicieron un esfuerzo, en ocasiones con desplazamientos de varios cientos de kilómetros, para evidenciar su patriotismo. Para participar los únicos requisitos eran ser mayor de edad, tener la nacionalidad española y no haber sido declarado incapaz por sentencia judicial firme.

El fervor hacia España queda patente en los datos. En diciembre de 2017, en vísperas de las elecciones catalanas y cuando ya se había celebrado el referendo ilegal, 278 civiles se desplazaron hasta Baeza para jurar bandera. Ya en aquella ocasión, la Academia calificó de “extraordinario” el número, ya que, por lo común, el número no superaba el centenar. En esta ocasión, la cantidad casi duplica la de entonces. Todo apunta a que se trata de una forma de respaldar el Estado de Derecho y la abnegada labor de las Fuerzas de Seguridad, y en particular la Benemérita.

“Desde hoy sois parte de la historia del Instituto Armado”
“El patriotismo respeta la autonomía personal, sin imposiciones”
juan miguel jiménez Director de la Academia de la Guardia Civil de Baeza |

El máximo responsable de la academia baezana, Juan Miguel Jiménez, subrayó el significado del acto. Indicó que es el cumplimiento del precepto constitucional, derecho y deber de defender a España. Puso el acento en la presencia en la ceremonia de personas con todas las edades, creencias e ideologías. “Con su gesto demuestran que el amor a España es un don y una necesidad de orden superior y no patrimonio exclusivo de los militares”, resumió, antes de expresar que se trata de un acto de suma relevancia, aparte de la dimensión emotivo, ya que evidencia el compromiso con la defensa de España. Siguió el coronel director del centro: “En nombre de la academia asumo honrosa deuda de gratitud”.

Hizo hincapié en el valor singular de la bandera, como “depósito de entregas y renunciamientos, como testimonio viviente de unas promesas y ofrendas, como el arca que guarda entre sus pliegues el compromiso de honor suscrito por generaciones y generaciones”. Jiménez remarcó: “El patriotismo se manifiesta inicialmente como amor a la patria, como un sentimiento de unión y afecto a los que nos son compatriotas y razón para sentir orgullo de pertenecer a una colectividad que nos incluye. El amor a la patria no se agota en la simple ligazón a los territorios que la constituyen físicamente, sino veneración histórica a legados culturales, tradiciones y usos, de normas de conducta e instituciones propias. En su forma madura, ese amor se traduce en un orgullo de pertenencia, en la gratitud de ser de un determinado lugar, en la convicción colectiva de que guardamos para siempre una deuda moral con quienes nos han precedido y fueron capaces de hacer la patria que nos ha acogido. Es patriota quien actúa de forma que beneficia al conjunto, quien no rehúsa los sacrificios que los intereses de la patria le reclaman, quien no la posterga en sus preferencias”.

En su opinión, el patriotismo respeta la autonomía de la persona, sin imposiciones, porque lo importante es la convivencia en la diversidad, con un concepto de identidad no es igualitarista, como en el caso de muchos nacionalismos, no es monocolor ni uniforme. “El patriotismo auténtico tiene que ser anónimo, es decir una forma de actuar que no busca admiraciones ni recompensas, porque se limita a ser una forma sobria en el cumplimiento del deber civil, una actitud que tiene en cuenta los intereses de la comunidad sobre lo particular. Es una virtud cívica, un concepto ético”, apuntó. Por ello, exhortó a los jurandos a cumplir todos los días de su vida el compromiso de anteponer el deber a todas las cosas.

Una promoción con 1.626 alumnos

La actual promoción que se forma en la Academia de Guardias y Suboficiales de Baeza, la 123, está compuesta por 1.626 alumnos. Se trata de 1.453 varones y 173 mujeres. De ellos, 721 pertenecen a las plazas restringidas para militares profesionales de tropa y marinería que reúnen las condiciones previstas y 905 que lo hicieron por acceso libre. La cifra supone un incremento respecto a anteriores promociones, que coincidieron con los años más duros de la crisis.

En Baeza, los aspirantes para su ingreso en la escala de cabos y guardias del Cuerpo deben superar un curso académico de nuevo meses de duración, que se completa con cuarenta semanas de prácticas en las unidades territoriales de la Guardia Civil. Al acabar con éxito los planes de estudios y la evaluación del periodo de formación obtienen el empleo y la titulación de técnico del sistema educativo general.

Los Cabos y Guardias para acceder a la escala de suboficiales se enfrentan a nueve meses de clases y un periodo de prácticas. Consigue el puesto de Sargento de la Guardia Civil y la titulación de técnico superior del sistema educativo general.