Cita marcada por las tradiciones

Cazorla disfruta hoy de la romería en honor de la patrona, la Virgen de la Cabeza

28 abr 2019 / 15:45 H.

El pueblo de Cazorla se vuelca, cada primavera, con su patrona, la Virgen de la Cabeza. La imagen llega al casco urbano hoy, en olor de multitudes. El presidente de la cofradía, Carlos Trillo, destaca que este año la romería se presenta “espectacular”, ya que las últimas lluvias permiten que todo esté verde. La víspera estuvo marcada por la misa vespertina, oficiada, como es tradición, por el párroco de La Iruela, municipio en cuyo límite está la ermita. Después de la eucaristía celebrada por el sacerdote Pedro Carrillo hubo una animada fiesta en la explanada del templo, con baile y música en directo. Aunque este año, por las normas de prevención de incendios, no pudieron encenderse las también típicas luminarias.

Los fieles, que acampan en el entorno, se levantan con la alborada de campanas y desayunan las habitual gachamiga. Desde las doce se vive una misa de campaña, a cargo del párroco cazorleño, Antonio Garrido. Después de la arraigada comida campestre, a las siete parte la procesión hacia el casco urbano, un trayecto de más de tres kilómetros con escala en La Iruela, donde los hombres son los encargados de trasladar la imagen, que permanece en el céntrico templo de San José, en la Plaza de la Corredera, los últimos días de abril y todo mayo. Allí, en la noche del 14 al 15, coincide con el otro patrón, San Isicio. La vuelta de Nuestra Señora llegará el primer domingo de junio, con la peculiaridad de que entonces serán, como dicta la tradición, las mujeres quienes, en un esfuerzo titánico, la acompañen en la subida. Los días previos, habrá cultos.

Los actos en honor de la Virgen de la Cabeza comenzaron el Domingo de Resurrección. María José Díaz, una ferviente devota, pronunció el pregón en el teatro, donde se expuso el manto mariano. Ese mismo día se vivió otra tradición cazorleña, la entrada de los borregos. Rememora la época en la que los pastores donaban corderos para que la hermandad consiguiera fondos. Ya no se rifan los ovinos, aunque todavía quedan algunos ganaderos que entregan cabezas para tan singular ocasión.