Baeza realza su brillante legado universitario: los “grafitis” del XVI

Limpia, fija y da esplendor. No es la Real Academia y sí el Ayuntamiento de Baeza, pero el objetivo es el mismo: salvaguardar el legado cultural y colocarlo en el mejor escaparate. La Ciudad Patrimonial está inmersa en un ilusionante proyecto, como reconoce su alcaldesa, Lola Marín. Y este no es otro que realzar su brillante historia como ciudad universitaria — fue una de las cuatro universidades fundadas en Andalucía en el siglo XVI— a través de uno de los símbolos que la caracterizan como tal: los vítores. Estos son las llamativas inscripciones pintadas en color rojizo que se conservan en las fachadas de algunos de sus edificios más emblemáticos. Unos “grafitis” de los siglos XVI y XVII que, según los diferentes estudios, son anagramas que combina las letras que forman la palabra latina “vitor”. Esta, seguida por un nombre, equivaldría a “¡Viva...!”. De hecho, así lo recoge la RAE: “Letrero escrito directamente sobre una pared, o sobre un cartel o tablilla, en aplauso de una persona por alguna hazaña, acción o promoción gloriosa”. En concreto, en este contexto, las universidades los utilizaron como emblemas conmemorativos de quienes obtenían el doctorado.

“Es un proyecto en el que llevamos trabajando varios años y supone la recuperación e investigación sobre los vítores”, resalta la alcaldesa y recuerda que Baeza es una de las pocas ciudades españolas con un legado universitario tan patente. Ahora, se acaban de iniciar la primera fase del proyecto de restauración y Lola Marín detalla que los edificios en los que se trabajará son los más emblemáticos de la zona declarada Patrimonio Mundial: Antiguo Seminario San Felipe Neri, Antigua Universidad y San Juan Evangelista. Pero no son los únicos que cuentan con estas inscripciones: “También se encuentran en otros edificios como casas de particulares en los que se hospedaban los universitarios o colegios mayores”. Y menciona la Calle del Rojo y San Pablo. Estos serán también restaurados, como adelanta, en una fase posterior. “Los servicios técnicos municipales llevan mucho tiempo trabajando para descubrir detalles como quienes podrían haber sido sus autores o a quienes se refieren”, apunta. Para inventariarlos, como proceso anterior a la restauración, se ha realizado una investigación exhaustiva y especializada: “Se han utilizado fotografías con infrarrojos y técnicas muy depuradas con las últimas tecnologías”, apunta Marín, todo, entre los servicios municipales y empresas especializadas. “Son muchas manos y todas muy cualificadas”, añade. Los trabajos que ya se realizan consisten en la limpieza de la superficie y relleno de faltas de letras y dibujos con la técnica del rigatino, sin que, en ningún caso, se proceda a su repintado. Y aquí pone el acento la alcaldesa: “Solo se rellenarán las zonas con imperfecciones”. En este sentido, como explica, se investigan con análisis químicos los materiales con los que se realizaban, especialmente tintes vegetales. “Aquella creencia de que se hacían con sangre de toro parece no ser más que una leyenda urbana”, comenta. Esta restauración cuenta con un presupuesto superior a los 27.000 euros, que cuenta con una importante aportación el Ministerio de Cultura. “Es fruto de la colaboración y es necesario también mencionar a la UNIA y al Instituto Santísima Trinidad”, apunta. “Esta primera fase se tiene que concluir para este verano. En julio, estará lista”, adelanta Lola Marín.