Patología
social

13 feb 2018 / 09:02 H.

Culpar a los niños de falta de empatía con los débiles, de desprecio al daño ajeno, es fácil. Lo complicado es hacer estudios rigurosos sobre esta nueva patología social, preguntarse por qué se dan tantos casos de agresiones, de palizas al diferente, al más vulnerable, de abusos, hasta del sadismo de asesinar ancianos. Y, luego del porqué de esa obsesión de experimentar con el sexo en épocas en que deberían jugar a las canicas, o leer. Por tanto, no se sacan conclusiones ni se aplican normas en la educación escolar o familiar. Hay demasiado acceso a las redes sociales, a los medios de comunicación, desarraigos paterno-filiales y programas educativos obsoletos. Un todo que aboca a abusos, al caos en la mente infantil que, ávida de experiencias, saca su parte salvaje, porque sus referencias son el machismo heredado, el maltrato sistemático, la humillación. Culpabilizando a los niños, la sociedad se libera, pero no se cura. En pleno siglo XXI arrastramos una patología social que, por incapacidad o por desidia, los poderes públicos no saben cortar de raíz. Prefieren tirarse los trastos, cerrar los ojos a la realidad para obtener sufragios. Habrá que pedir a gritos que, mentes preclaras, nos lleven a un futuro en el que prime la salud mental.