Oro virgen extra

07 mar 2018 / 09:11 H.

Una metáfora gongorina poetizó este líquido áureo al que los dioses convirtieron en el elixir que prolonga la vida y en docta medicina que favorece la salud y el bienestar. El aceite de oliva virgen extra de Jaén es la cápsula perfecta del olivo contra la enfermedad. En la métrica de los siglos caligrafió aquel maravilloso verso de Décimo Junio Juvenal en la Sátira X (356): Orandum est ut sit mens sana in corpore sano: Se debe orar para que se nos concede una mente sana en un cuerpo sano. Pan con aceite de oliva, pan con oro, como escribió, con la prosa que permanece como el tiempo azoriniano, Carmen Rigalt. El divino jugo de la aceituna es, desde la antigua Grecia, un tesoro de la Humanidad, que todos los años vuelve desde las almazaras hasta las recetas gastronómicas más selectas. Para los griegos este líquido, sublime como las ramas de olivo de Blas de Otero, era el símbolo de la paz. La diosa Palas Atenea hizo que un olivo brotara junto al manantial que creó Poseidón. Se dice que Hipócrates y Galeno de Pérgamo usaron el aceite de oliva para sanar a los enfermos. Homero inspiró la belleza de las metáforas para inmortalizarlo con las sílabas que no permiten el olvido. Aceite de oliva virgen extra de Jaén: la mitología y la cultura en el poema nerudiano de la existencia. Para que la vida se haga larga y placentera. Y la esperanza nunca se extinga.