alemana

11 abr 2018 / 09:43 H.

La independencia nunca puede ser concebida como el privilegio de los jueces. Si se les ha concedido por la Constitución es solo porque resulta necesaria para garantizar los derechos de la ciudadanía. No tiene otra finalidad y, por supuesto, nunca de debería ser utilizada al antojo personal de quien aplica el derecho. Por esta razón, no se puede entender ni aceptar la decisión de un tribunal alemán de dejar en libertad a quien ha hecho todo lo posible por suprimir la nuestra, al que, junto a un conjunto de iluminados, ha pretendido usurpar la soberanía del conjunto de los españoles. Resulta difícil contener la indignación que produce la actuación de unos jueces que se aferran todavía a ese histórico supremacismo que mantienen aún vivas las viejas fronteras del nacionalismo. Porque la resolución de los togados alemanes respira claramente el agnosticismo por el proyecto de una Europa verdaderamente unida e igualitaria. Se sienten con el derecho a impartir justicia como justicieros de una verdad que apenas conocen. Solo espero que nuestra diplomacia esté, por fin, a la altura de las graves circunstancias, para silenciar a aquellos que se consideran con el derecho a insultarnos como verdadera democracia que sin duda somos.