Una sangría que no cesa

28 jun 2017 / 17:00 H.

Dos mujeres fueron asesinadas el pasado fin de semana en sendos crímenes machistas ocurridos en Sevilla y en Salou (Tarragona). En lo que va de año, son ya una treintena de mujeres las que han perecido a manos de sus parejas o exparejas. El mismo sábado, un hombre apuñaló en Jaén a su pareja en plena calle, pero, en este caso, por fortuna, no acabó con su vida. Sí la malhirió al asestarle una puñalada en el costado izquierdo. El presunto autor, que contaba con antecedes por haber matado a su cuñado, ya está en prisión.

La Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, que está a punto de concluir su periodo en el cargo, confesó en una entrevista la frustración que le genera que las diversas medidas adoptadas para combatir la violencia de sexo no den resultado. “Confieso que no sé cuál es la solución a la violencia machista”, manifestó. La frase de la Defensora del Pueblo recoge el sentir de muchos sectores de la población que ven con absoluta impotencia cómo la realidad del maltrato y de las muertes de decenas de mujeres se mantiene o, incluso, aumenta. Esa realidad debe llevar a una reflexión de toda la sociedad y, en especial, por parte de las administraciones, sobre si los esfuerzos desarrollados hasta el momento son suficientes o si, por el contrario, es necesario establecer una nueva estrategia para revertir una situación intolerable que no remite, a pesar de los esfuerzos acometidos. Pero esa hoja de ruta deberá contar con dotación presupuestaria. De nada sirven buenos planes y acciones desde múltiples vertientes si el reflejo en los Presupuestos Generales del Estado es el de partidas irrisorias.