Toda una lección de valores

14 mar 2018 / 09:22 H.

La muerte del pequeño Gabriel Cruz a manos de la —ya asesina confesa— pareja de su padre, Ana Julia Quezada, se ha colocado en el centro de la actualidad en los últimos días. Toda la sociedad ha compartido con los familiares del menor almeriense el calvario de los trece días de intensa búsqueda por parte de las fuerzas de seguridad, así como de decenas de voluntarios. También, prácticamente en directo, toda España conoció el fatal desenlace que hizo añicos las esperanzas de Patricia y Ángel, los padres de menor asesinado. El análisis de la reacción de las redes sociales demuestra que, situaciones como estas, pueden hacer convivir en internet lo mejor y lo peor de nuestra sociedad. Todavía durante la búsqueda, la llamada de la madre hizo posible llenar de pescaditos escaparates, paredes de centros educativos y redes sociales, por solo destacar algunos, con mensajes positivos y de esperanza, de deseos de un ansiado final feliz. La detención de la asesina confesa, sin embargo, llenó los perfiles de mensajes de odio, insultos, llamadas a retomar la pena de muerte e, incluso, comentarios racistas relativos al color de la piel de Ana Julia Quezada. En este contexto, los padres del menor —y de manera especial la madre, Patricia— han dado toda una lección a la sociedad pidiendo que no se dedique ni un minuto a estas actitudes y que, por el contrario, las redes se llenasen de la canción “Girasoles”, de Rozalén, que le gustaba mucho al pequeño y que fue una de las últimas que bailaron juntos. La determinación de esos padres rotos y destrozados por el dolor para que el nombre de su hijo siga siendo el canalizador de tantas cosas buenas como ha hecho posible en las últimas semanas supone todo un ejemplo.