Empeño por falsear la realidad

18 oct 2017 / 10:39 H.

La situación que se está viviendo en torno a Cataluña está alcanzando límites insospechados. El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, se enroca en su estrategia de confusión y, al requerimiento de Mariano Rajoy de concretar si se declaró una república independiente de Cataluña, solo responde con misivas en las que apela al diálogo y a la ya tan traída y llevada mediación internacional, que en caso alguno ha sido capaz desvelar. El tiempo pasa y el plazo marcado se acerca peligrosamente. Las consecuencias serán las previstas en la Constitución, esa ley de leyes que fue respaldada masivamente en las urnas por los españoles hace cuarenta años y que el Gobierno catalán ha decidido saltarse sin ningún tipo de miramientos. Las líneas rojas hace tiempo que fueron rebasadas y lo que está por venir, si no hay un cambio de actitud —nada probable—, traerá consecuencias aún más graves de las ya vividas.

Mientras, el Gobierno catalán continúa con su estrategia de tergiversar la realidad a su antojo, con el objetivo de dar una imagen en el exterior que para nada se corresponde con lo que está ocurriendo. A golpe de “tuit” y de comunicados, se empeñan en vender como una represión contra los catalanes lo que simplemente se trata del cumplimiento estricto de la ley. No se puede considerar que Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, de ANC y Òmnium Cultura —enviados a prisión preventiva por impedir la labor de cuerpos y fuerzas de seguridad— sean “presos políticos”, como se han empeñado en defender el Gobierno catalán y algunos dirigentes. Eso supone falsear de una forma descarada la realidad. Algo que parece ser ya práctica habitual en aquella comunidad autónoma.